DEFINICION DE UNIDAD DE PACIENTE.
Se denomina unidad del
paciente al conjunto formado por el espacio de la habitación, el mobiliario y el
material que utiliza durante su estancia en el centro hospitalario.
En
las habitaciones con varias camas, cada unidad puede aislarse mediante biombos o
cortinillas para asegurar y respetar la intimidad de la persona. En las
habitaciones individuales, se considera «unidad del paciente» a todo el
contenido y el espacio físico de la propia habitación.
En una unidad de
hospitalización habrá tantas unidades del paciente como número de camas.
El
número de camas por habitación (o número de unidades del paciente) varía de un
hospital a otro. Hay centros que tienen gran número de habitaciones
individuales, mientras que otros sólo cuentan con alguna, siendo la gran mayoría
de las salas de dos o tres camas.
La situación ideal es poder disponer en
cada planta, o control de enfermería, de habitaciones individuales y de
habitaciones compartidas, para utilizar una u otra modalidad en función de las
características de los pacientes.
Las habitaciones individuales deben
preservarse para el aislamiento de los pacientes que presenten las siguientes
patologías:
– Estado grave en general.
– Enfermos con patologías
infecciosas.
– Operados con riesgo de ser contagiados.
–
Inmunodeprimidos.
– Enfermos que molestan a otros debido a problemas
psíquicos, etc.
CONCEPTOS
BASICOS.
Se considera unidad del paciente el conjunto formado
por el espacio de la habitación, el mobiliario y el material que utiliza el
paciente durante su estancia en un centro sanitario. En una unidad de
hospitalización habrá tantas unidades del paciente como número de
camas.
Características de una unidad del paciente tipo:
– Espacio
suficiente para la distribución de todo el mobiliario, de forma que permita
moverse cómodamente para aplicarla paciente los procedimientos técnicos y
realizar la limpieza de la habitación.
– Dotadas con toma de oxígeno, bomba
de vacío y sistema de intercomunicación.
– De fácil acceso a la habitación y
al aseo.
• Mobiliario
En todas las habitaciones se dispondrá de
cama, mesilla, mesa de cama, silla o sillón (para el paciente y las visitas),
armario, lámpara y papelera.
• Materiales
– De uso habitual:
vasos, jarra, palangana, cuñas, pijama o camisón, guantes, gasas, pañuelos
desechables, etc.
– De higiene personal: esponja, peine, jabón, crema,
toallas, papel higiénico. Estarán en el cuarto de baño.
– Otros materiales
(en relación con la patología del paciente): Férulas, almohadillas, barras de
tracción, etc.
Condiciones medioambientales
Para potenciar y
facilitar el bienestar y la comodidad del paciente es importante mantener unas
buenas condiciones medioambientales:
– Atmosféricas: temperatura
(20-22°C), humedad (40-60%), movimiento del aire y ventilación y pureza del
aire.
– De iluminación: luz natural y artificial.
– De insonorización
(para evitar el ruido): nivel de ruido permitido
(25 decibelios).
•
Funciones del auxiliar de enfermería
– Interviene en todo lo relacionado
con la recepción y acomodación del paciente.
– Suministro de todo el material
y equipo necesario.
– Explicación de las normas del hospital.
– Es decir,
todo lo relacionado con aquellos aspectos hospitalarios que garantizan la
comodidad y el bienestar del paciente y que inciden directamente en su proceso
de curación.
• Limpieza de la unidad
Debe hacerse diariamente de
manera exhaustiva, para evitar que se acumule polvo y suciedad (ya que acentúan
el riesgo de transmisión de microorganismos desencadenantes de enfermedades
infecciosas), y a lo largo del día, todas las veces que sea necesario.
•
Unidad de enfermería
Es el conjunto de departamentos y recursos
materiales relacionados con el personal de enfermería, que se disponen para
proporcionar los cuidados a los pacientes que ingresan en el hospital. Se
gestiona desde el control de enfermería.
A. Características de la unidad
del paciente tipo
El motivo de ingreso y la edad del paciente son factores
determinantes a tener en cuenta en la organización y disposición de la unidad de
hospitalización.
Las medidas de la habitación dependen del número de
camas (o número de unidades del paciente) de que se disponga; las dimensiones
aproximadas son las siguientes:
– Habitaciones individuales (1 cama): las
medidas deben ser de unos 10 m2.
– Habitaciones dobles (2 camas): las
medidas deben ser de unos 14 m2.
– Habitaciones triples (3 camas): las
medidas deben ser de unos 18-20 m2.
El número máximo de camas por
habitación no será superior a cuatro, y existirá la posibilidad de aislamiento
visual entre ellas (mediante la utilización de biombos o cortinas):
–
Deben disponer de espacio suficiente, de tal forma que el espacio mínimo entre 2
camas sea de 1 metro; y entre la cama y la pared también debe ser de 1 metro. Es
decir, la distancia entre las camas y entre la cama y la pared será tal que
posibilite la atención al paciente por ambos laterales y los pies de la cama,
permitiendo, además, el paso de una camilla y el camillero:
– Debe ser lo
suficientemente grande para que pueda distribuirse de forma cómoda y ordenada
todo el mobiliario y que permita realizar su limpieza fácilmente.
– La altura
debe ser como mínimo de 2,5 metros (altura estándar de los techos).
– Las
puertas tendrán amplitud suficiente para permitir, como mínimo, el paso de una
cama con sistema de goteo.
– Debe haber un aseo completo disponible por
habitación, con puerta de entrada de fácil acceso y adaptado para enfermos con
algún tipo de discapacidad física. Las dimensiones deben permitir realizar el
trabajo al personal de enfermería de forma cómoda y segura, y con espacio
suficiente para maniobrar con medios auxiliares.
– Dispondrán de luz natural
y ventilación adecuada que garantice la renovación del aire.
– Posibilidad de
una toma de oxígeno y otra de vacío.
– Estará dotada de un sistema de
comunicación interna, que garantice que el personal sanitario pueda dar una
respuesta rápida a la llamada de los pacientes.
– Las paredes se pintarán de
colores claros y sin brillo, para que no absorban la luz ni produzcan reflejos
molestos para el paciente. Es importante que se mantengan en perfectas
condiciones de limpieza y conservación, pues va a influir directamente en la
calidad de la asistencia.
B. Otros tipos de unidad del
paciente
Cada unidad hospitalaria se diseña teniendo en cuenta el tipo de
pacientes que va a acoger; de este modo, podemos diferenciar los siguientes
tipos de unidades:
– Unidad de pediatría: en este caso es importante que
se diseñe y decore con colores especiales o con motivos que llamen la atención
del niño y le resulten alegres y atractivos (por ejemplo, puede llevar escenas
de dibujos animados en sus paredes, variedad de colores, etc.).
– Unidad
de geriátrico: si se trata de pacientes inválidos, dependientes de una silla de
ruedas o de otro tipo de dispositivo de ayuda, las habitaciones deben diseñarse
con mayor espacio disponible y con acceso de entrada a la habitación y al baño
adecuado y suficiente para que pueda pasar la silla de ruedas, carros, camillas,
grúas de arrastre, grúas de cama, etc.
Además, dispondrán de aseos
adaptados para discapacitados (semidependientes); es decir, que lleven plato de
ducha (en lugar de bañera), con suelo antideslizante y asideros en la
pared.
También estarán provistos de barras o asideros de sujeción para
facilitar el uso del inodoro, sin que haya riesgos para los pacientes.
–
Unidades con características especiales: medicina intensiva, obstetricia,
pediatría, traumatología, quemados, radioterapia, etc.
En estas unidades,
debido a las características especiales de los pacientes, hay que adaptar todo o
parte del equipamiento. Además, deben disponer de otro tipo de utensilios,
equipos y aparatos diferentes que son necesarios para proporcionar los cuidados
adecuados y necesarios.
– Resto de unidades: presentará las
características de una unidad de paciente tipo.
En resumen, la unidad
hospitalaria diseñada para niños es diferente de la unidad de adultos, y ésta
deberá modificarse si se utiliza para pacientes geriátricos. La edad y el motivo
del ingreso, por lo tanto, van a determinar la forma en que debe disponerse la
unidad y todo el mobiliario y el equipo que sea
necesario.
Mobiliario de la
unidad del paciente.
El mobiliario que debe formar parte de una
habitación hospitalaria depende del tipo de unidad de que se trate. Existen
grandes diferencias entre una habitación de servicios especiales (UVI,
coronarias, diálisis, etc.) y una de hospitalización general (medicina interna,
cirugía general).
Cama
Sirve para acoger al
paciente, por lo que debe estar en perfectas condiciones de conservación y
mantenimiento, para que permita la correcta acomodación del paciente. Irá
provista con toda la lencería necesaria.
Debe colocarse en la habitación
de manera que tenga tres de sus lados libres, para facilitar el trabajo del
personal sanitario (cambios posturales, aseo del paciente, aplicación de
cuidados, etc.).
Se dispone de forma que el cabecero esté en contacto con
la pared, pero sin que se ubique debajo de la ventana, ni próxima a la puerta
(para no impedir el acceso a la habitación o al aseo).
Sus medidas
estándar son:
– 0,80-0,90 m de ancho.
– 0,70 m de alto (sin
colchón).
– 1,80-1,90 m de largo.
Es decir, tendrá las medidas
necesarias para favorecer el descanso y bienestar del paciente y facilitar la
realización y aplicación de los cuidados necesarios. Es importante que sean
articuladas y con un plano regulable en altura y fácilmente manejables en su
movilización, por lo que deben disponer de
ruedas.
Accesorios
– Colchón de una o varias
piezas, cubierto con una funda para su protección, que debe estar fabricada en
un material elástico, transpirable al vapor e impermeable al agua y debe ser
hipoalérgica e ignífuga.
– Almohada con funda de protección.
– Barandillas
laterales como medida de protección del paciente.
– Manivela para regular de
forma manual la altura y articulación de la cama.
– Sistema electrónico para
la regulación de la altura, de forma automática (sólo en determinados modelos de
camas).
– Control remoto para colocar la cama en diferentes posiciones (sólo
en determinados modelos de camas).
– Otros accesorios (sólo para determinados
tipos de camas): triángulo, barras de tracción, pesas, poleas,
etc.
Mesilla
Se sitúa junto a la cama, de forma
que sea accesible, para que el paciente pueda coger cualquier objeto o utensilio
que necesite. En muchos centros sanitarios se utilizan modelos de mesillas
extensibles y regulables en altura y posición, que pueden transformarse a su vez
en mesa auxiliar para apoyar las bandejas de la comida y adaptarse al paciente
para favorecer su comodidad.
Mesa de cama
Sirve
para depositar sobre ella las bandejas de la comida. Por su especial diseño,
permite regular su altura, adaptándola al paciente, de forma que pueda comer
semi incorporado
y con mayor comodidad. También se denomina
carrobandeja.
Silla o sillón
Se utilizan como
lugar de descanso para aquellos pacientes independientes o para aquellos en que
sea posible su movilización.
Deben ser cómodos y estar tapizados con
material de alta durabilidad y de fácil limpieza y desinfección. Suelen disponer
de brazos y reposapiés. Pueden llevar un dispositivo regulable para la
colocación de la bandeja de la comida.
Se colocan junto al paciente, al
lado contrario de la mesilla y cerca de la cabecera de la cama, para que pueda
sentarse fácilmente sin necesidad de desplazarse. Siempre que el espacio lo
permita, se debe disponer también de una silla o sillón para el acompañante, que
presentará las mismas características que la silla o sillón de los pacientes
(deben ser cómodos y de material fácilmente lavable).
Se colocan en la
habitación, de manera que no interfieran el acceso a la cama ni al aseo, y que
permitan al paciente desplazarse por la habitación con
comodidad.
Armario
Se utiliza para guardar la
ropa y otras pertenencias del paciente y también una manta de repuesto por si el
paciente la necesita. Suele incluir alguna
percha.
Lámpara
Generalmente está fijada a la
pared para que no ocupe espacio. Se utiliza en exploraciones, para lectura o
como luz indirecta. No se utilizan lámparas en las mesillas, para evitar riesgos
de accidente.
Biombo
Se emplea para separar una
cama de otra, es decir, cada unidad del paciente, dentro de una misma
habitación, cuando ésta es compartida por más de un paciente. Su objetivo es
mantener y preservar la intimidad del paciente.
Papelera o
cubo
Suele ubicarse dentro del aseo y se utiliza para recoger
los desechos (basura, papeles, etc.) generados por el paciente (que no sean
sanitarios ni biológicos). Suele ser de tamaño pequeño y lleva una bolsa de
plástico en su interior para facilitar su recogida y limpieza.
Además del
mobiliario descrito, en cada habitación hospitalaria se debe disponer
de:
– Un sistema de comunicación interna con el control de enfermería,
mediante un equipo de intercomunicación de señales:
- Acústicas (timbre):
cada vez menos utilizado, para evitar la producción de ruidos.
- Luminosas:
su manipulación hace que se encienda una luz específica en el panel del control
de enfermería, y así el personal sanitario pueda dar una respuesta rápida a la
demanda del paciente.
– Piloto o luz de emergencia para ver por la noche; es
necesario en caso de que el paciente necesite levantarse por la
noche.
-Tomas de oxígeno y bomba de vacío, que se disponen fijas en la
pared y en la cabecera de la cama del
paciente.
Características del mobiliario
Todo
el mobiliario debe estar fabricado con materiales de colores claros, para que no
se enmascare la suciedad y sea fácilmente avable, pues puede ser una importante
fuente de infección.
MATERIALES Y EQUIPOS DE LA UNIDAD DEL
PACIENTE.
Además del mobiliario descrito, al paciente se le debe
proporcionar una serie de materiales o productos para favorecer su comodidad en
la realización de las actividades diarias de higiene personal, alimentación y
eliminación de excretas, y para facilitar la ejecución de los cuidados diarios
que éste necesite.
El material de uso común tiende, cada vez con más
frecuencia, a ser desechable (de un solo uso), para evitar contagios e
infecciones entre los pacientes.
El material que hay que incluir en una
unidad tipo puede clasificarse en:
Material de uso habitual
Está
constituido por:
– Un vaso para beber y una jarra (colocados sobre la
mesilla).
– Otro vaso para la realización de la higiene bucal (en el cuarto
de baño).
– Una palangana para la limpieza del paciente.
– Una cuña o
botella para la recogida de las heces y orina (en pacientes encamados).
–
Recipientes adecuados para las recogidas de muestras, cuando sea necesario.
–
Pijama o camisón y, ocasionalmente, bata (depende del hospital).
–
Guantes.
– Un paquete de pañuelos desechables o de gasas.
– Termómetro
para medición de la temperatura.
– Depresores linguales para inspección
bucofaríngea.
– Lencería para la cama (sábanas, almohadón, protector o
empapador, manta y colcha).
Material de higiene
personal
Estará colocado en el cuarto de baño. Dentro de este
grupo se incluyen:
– Jabón líquido (gel).
– Esponja (actualmente se
utilizan las jabonosas y de un solo uso).
– Peine.
– Toallas.
– Crema
hidratante.
– Papel higiénico.
Otros
materiales
En determinadas ocasiones, y en función de la
patología que padezca el paciente, es necesario disponer de otro tipo de
materiales y equipos que permitan aplicar más fácilmente los procedimientos
técnicos necesarios para favorecer el bienestar del paciente. Los equipos
accesorios más habituales
Son los siguientes:
– Férulas de acero o
arco: dispositivo que se coloca sobre el paciente para que la ropa de cama no
descanse directamente sobre su cuerpo.
– Pupitre: es un respaldo
regulable, formado por un arco metálico, que se utiliza para ayudar al paciente
a adoptar la posición de Fowler.
– Almohadillas: permiten que el paciente
pueda adoptar distintas posiciones con comodidad y sin resbalarse.
–
Centinelas de la cama: son almohadillas de polietileno, que contienen aire en su
interior (infladas), y que se colocan a los lados de la cama para evitar
lesiones o caídas del paciente.
– Marco de Balkan: sistema de barras
metálicas ensambladas que se colocan sobre la cama articulada, que permiten la
sujeción de correas, poleas y triángulos, y del equipo necesario de tracción,
para el uso del paciente que presente algún tipo de traumatismo.
– Barras
de tracción: van colocadas en el marco de Balkan, y se utilizan para facilitar
la incorporación del paciente; están indicadas en pacientes con fracturas de
miembros inferiores.
– Pie de gotero: se dispone adaptándolo a la
cabecera de la cama, o bien como dispositivo independiente, permitiendo la
regulación de su altura y el desplazamiento del paciente, pues va provisto de
ruedas. Se utiliza para colgar as bolsas y frascos de sueros, medicación,
nutrición,
Etc., facilitando así la administración y aplicación al
paciente.
– Equipos o dispositivos para la movilización o desplazamiento
del paciente:
- Silla de ruedas.
- Grúas de arrastre, de cama, de
bipedestación.
- Muletas o bastones.
- Andadores,
etc.
A- CONDICIONES ATMOSFERICAS.
Los
factores relacionados con las condiciones atmosféricas que tienen una mayor
incidencia en la salud son cuatro: la temperatura, la humedad, el movimiento del
aire y ventilación y la pureza del
aire.
Temperatura
Generalmente, la temperatura
ambiente que debe tener la unidad de hospitalización oscila entre los 20-22 °C.
Las personas reaccionan de manera diferente a las condiciones atmosféricas, por
lo que se ha establecido una temperatura que puede considerarse ideal para todas
ellas.
Temperaturas inferiores a éstas pueden hacer que el paciente
sienta frío; y temperaturas superiores a las establecidas hacen que se sienta
incómodo por el efecto del calor. En ambos casos, se siente molesto y en
condiciones inadecuadas para sentir bienestar.
La temperatura controlada
es fundamental para favorecer la remisión de los procesos patológicos. Se regula
mediante termómetros o termostatos que se disponen en las unidades de los
pacientes, pasillos, dependencias especiales, etc., y que detectan y avisan (en
ocasiones) de las variaciones bruscas de temperatura que ocurran en algunas
zonas del hospital.
Muchos hospitales disponen de circuitos cerrados de
ventilación, que llevan incorporado un sistema automático de control de la
temperatura, adecuándola a las necesidades que se hayan programado
previamente.
Es importante que se realice el mantenimiento y limpieza de
los sistemas de control de la temperatura con el mayor rigor posible, ya que con
gran facilidad se producen contaminaciones de los sistemas de refrigeración,
sobre todo por Legionella. (El hábitat natural de este microorganismo es el
agua, donde puede mantenerse y multiplicarse con facilidad; además, es capaz de
resistir temperaturas de hasta 60 °C, lo que hace que los pacientes de alto
riesgo puedan adquirir la enfermedad a través de esta fuente de
infección.)
La temperatura ambiente puede variar en función del lugar o
zona del hospital en que nos encontremos. Las variaciones pueden oscilar entre
los siguientes intervalos:
Zona Temperatura en °C
Pasillos
20–21
Unidad del paciente 20–23
Consultas externas 21–23
Quirófanos
25–28
Humedad
Es la cantidad de agua que
permanece mezclada con el aire del medio ambiente. Los valores del grado de
humedad que se consideran óptimos para la mayoría de las personas en el ambiente
hospitalario oscilan entre el 40 y el 60 %.
Se controla mediante el uso
de higrómetros que se colocan en la unidad del paciente, pasillos y dependencias
especiales. Sin embargo, en algunos estados patológicos, como ciertas afecciones
respiratorias, un grado de humedad relativa bajo (10 al 20 %) resulta más cómodo
para el paciente.
En el caso de temperaturas elevadas, el calor se
soporta con mayor dificultad cuanto más alto es el grado de humedad, debido a
que se produce un enlentecimiento en el proceso de evaporación de la
piel.
Las variaciones del grado de humedad estarán en función de la
patología específica que padezca el paciente. El aumento del grado de humedad
agrava las patologías que afectan al corazón, sistema circulatorio,
articulaciones, etc. El descenso del grado de humedad favorece, generalmente, la
diseminación de los microorganismos que afectan al
sistema
respiratorio.
Movimiento del aire y
ventilación
El aire caliente pesa menos que el frío, por lo que
tiende a elevarse; de esta manera, en los espacios cerrados asciende desde el
suelo hacia el techo. El movimiento que realiza el aire, debido a las corrientes
que producen las variaciones de temperatura, tiene un efecto tonificante sobre
el organismo.
El acondicionamiento consiste en hacer que el aire de los
hospitales, residencias, hogares, edificios públicos, etc., consiga tener unas
características casi iguales a las del aire libre.
La ventilación se
realiza, normalmente, abriendo las ventanas y la puerta durante cortos espacios
de tiempo y de forma alternativa, si hay más de una ventana. Para renovar el
aire de la habitación es suficiente con que se abra la ventana durante 10-15
minutos.
Siempre que sea posible, se lleva a cabo durante los
procedimientos de cambio de ropa de cama y limpieza de la habitación. Cualquiera
que sea el método elegido para ventilar una habitación, se evitará que se
originen corrientes de aire. Es recomendable el empleo de biombos que, colocados
entre la ventana y la cama del paciente, eviten que el aire le llegue de forma
directa.
En los hospitales modernos, con circuito cerrado de aire
acondicionado o sistemas de climatización, no deben abrirse las ventanas de las
habitaciones para ventilar, pues el aire está en constante renovación y, si se
abriera la ventana, se producirían descompensaciones en el circuito del
aire.
Pureza del aire
Las impurezas habituales
que se encuentran en el aire son gases, partículas de polvo y microorganismos.
Las enfermedades respiratorias pueden diseminarse mediante estas impurezas. Los
microorganismos pueden transmitirse de un paciente a otro o bien a otras
personas por las gotitas de Pflügge y los núcleos goticulares de Wells,
eliminadas al estornudar, hablar o toser y que se propagan a través del
aire.
En las habitaciones debe protegerse a los pacientes contra la
infección mediante la aplicación de técnicas de aislamiento, liberación del
polvo, buena ventilación y amplio espacio entre las camas.
B-
Condiciones de iluminación:
Las condiciones de iluminación
repercuten de manera directa en el bienestar del paciente y por lo tanto en su
proceso de recuperación.
La iluminación en los centros sanitarios puede
ser de dos tipos: natural y artificial.
Luz
natural
Es la producida por los rayos solares; por sus
propiedades curativas, desinfectantes, térmicas, etc., es la más indicada para
el cuidado y la recuperación de los enfermos.
Algunos especialistas en la
materia opinan que una habitación está bien iluminada si tiene un espacio de
ventanas igual, en superficie, a casi la cuarta parte del suelo. La luz del sol
directa es eficaz para aumentar la resistencia a las enfermedades, y se ha
demostrado su valor terapéutico, especialmente, para reducir la susceptibilidad
a enfermedades como el raquitismo y la tuberculosis.
Además de su
importancia como factor esencial de salud, la luz solar aporta a las
habitaciones iluminación natural, que va a influir en el estado de ánimo de los
pacientes. Ahora bien, hay que tener en cuenta que una iluminación excesiva o
que incida directamente sobre la cara del paciente puede ocasionar molestias y
producir irritabilidad, nerviosismo, etc.
Luz artificial
(iluminación eléctrica)
Se usa normalmente en las unidades de
hospitalización y está diseñada de forma que pueda ser utilizada según las
necesidades. Puede adaptarse para que proporcione luz indirecta, como luz de
foco directo para el examen del paciente, luz para leer o luz muy
débil.
Durante la noche debe quedar un piloto encendido en la pared, para
que la habitación no quede a oscuras y el paciente pueda ver si tiene necesidad
de levantarse.
Además, se debe disponer en la habitación de un sistema
eléctrico, colocado a la cabecera de la cama, que se activa para llamar al
control de enfermería; lleva un piloto para que sea visible en la oscuridad.
Cuando el paciente lo activa, se enciende una luz de un color determinado
(prefijado por el hospital), que en el control de enfermería se identifica como
una llamada en demanda de ayuda.
C- Condiciones de
insonorización.
Los investigadores han demostrado que el ruido
ambiental, expresado en decibelios (dB), tiende a producir fatiga física y
trastornos nerviosos o emocionales.
En los hospitales es frecuente el
empleo de materiales absorbentes del ruido en techos y pasillos, cocinas,
comedores, cuartos de trabajo y controles de enfermería. Muchas instituciones
están sustituyendo los antiguos sistemas acústicos de alarma o de llamada
(altavoces, intercomunicadores) por sistemas ópticos de aviso que emplean luces,
tanto en los paneles del control de enfermería como en las habitaciones de los
pacientes, cuarto de curas, lencería, office y cualquier otra sala de la planta
para evitar los riesgos derivados de la exposición continua a determinados
ruidos.
El ruido que se genera en el entorno hospitalario puede provenir
del exterior o del interior (del propio centro sanitario):
Ruido
exterior
Se produce, generalmente, como consecuencia de la
realización de obras, circulación, sonidos de sirenas de ambulancias, coches de
la policía y otra serie de actividades, que en muchos casos, además, pueden
llevar asociada la producción de vibraciones.
Estos ruidos resultan
inicialmente inevitables, pero en muchas entidades sanitarias se tiende a
colocar sistemas de aislamiento en las ventanas, que tienen como objetivo
mitigar los efectos negativos derivados del ruido y de las vibraciones, ya que
todos estos factores pueden influir en el estado emocional de los
pacientes.
Ruido interior
Se produce como
consecuencia del tránsito de personas en los pasillos y de la actividad laboral
del propio centro sanitario.
Para intentar evitar este tipo de ruidos,
con el fin de que el trabajo rutinario resulte lo menos ruidoso y molesto
posible, es importante tener en cuenta una serie de aspectos. Según las
normativas referentes al nivel tolerable de ruidos en el ambiente hospitalario,
en términos generales, éste no debe ser superior a los 25 dB.
Para evitar
la producción de ruidos, es importante que el personal sanitario cumpla con las
siguientes normas:
– Respetar los carteles de recomendación de
«Silencio».
– Hablar en tono moderado, nunca a gritos o en tono de voz alto,
ni con risas llamativas o escandalosas.
– No permitir que en las habitaciones
se escuche la TV o la radio con un volumen elevado.
– Controlar la
utilización de los teléfonos móviles.
– No golpear puertas al entrar o salir
de la habitación.
– Desplazar el mobiliario suavemente y sin
arrastrarlo.
– Utilizar calzado de suela flexible o de goma para evitar
desplazamientos ruidosos (taconeo).
– Realizar el transporte de las camas,
sillas de ruedas, carros, pies de goteo, etc., con cuidado, evitando hacer ruido
o golpear las paredes, muebles o las puertas.
Es importante, siempre que
sea posible, que a las visitas se les recomiende el cumplimiento de estas
normas.
FUNCIONES DEL AUXILIAR DE ENFERMERIA EN RELACION CON
LA UNIDAD DEL PACIENTE.
Cuando un paciente ingresa de forma
consciente en el hospital, el auxiliar de enfermería va a ser la persona
encargada de recibirlo, y por lo tanto, debe tener en cuenta que:
–
Cuando la persona ingresa en un centro sanitario, experimenta una serie de
sensaciones negativas, que pueden afectar a su estado emocional, debido a los
cambios que se producen en relación con su vida cotidiana.
– El paciente
cambia su residencia habitual por el hospital, separándose temporalmente de su
casa y de su familia, amigos, etc.
– Experimenta un cambio físico como
consecuencia de su enfermedad, que le produce un cambio en su estado emocional
que repercute directamente en su estado psicológico.
– Depende de otras
personas:
- De familiares: tienen que modificar sus hábitos, lo cual es, a
veces, motivo de conflicto.
- De personal sanitario: tiene que estar en
contacto directo con él, para aplicarle los procedimientos técnicos y de ayuda
psicológica que sean necesarios y adecuados en cada caso.
– Pierden su
independencia y su intimidad, ya que en muchas ocasiones tienen que estar en
habitaciones compartidas con otras personas desconocidas.
– El personal
técnico auxiliar de enfermería debe intentar que estos cambios sean para el
paciente lo menos drásticos y traumáticos posibles.
A. Funciones
del auxiliar de enfermería
– Si el ingreso es programado, es
importante que se aprenda el nombre del paciente.
– Recibir al paciente
cuando ingresa en la unidad de hospitalización, dirigiéndose a él por su nombre
y tratándole con todo el respeto.
– Recoger la documentación que trae el
paciente relacionada con su ingreso, comprobando aquellos datos que sean
necesarios.
– Cumplimentar con los datos del paciente las etiquetas del
control de enfermería (cuando así esté estipulado por la organización del
hospital).
– Acompañarle hasta la habitación o unidad del paciente que le ha
sido asignada y dejarle cómodamente instalado.
– Informarle del tipo de
habitación que se le ha asignado (individual o compartida), explicándole las
normas que debe respetar.
– Explicarle todo lo relacionado con la
distribución de los materiales de uso diario.
– Informarle sobre las pautas
de utilización de todos los equipos, materiales y dispositivos que forman parte
de la unidad del paciente.
– Explicarle las normas del hospital en relación
con:
- Horarios de visitas de familiares, amigos, etc.
- Horario de visita
del médico.
- Horario de comidas y menús disponibles para su elección.
-
Servicio de limpieza.
- Uso del teléfono y recepción de llamadas del
exterior.
- Uso del televisor o radio.
- Uso de los teléfonos
móviles.
- No fumar.
- Horarios de misas (si el paciente es
católico).
- Otros servicios de que dispone el hospital, etc.
– Mostrarle
dónde se ubican los servicios comunes para todo el personal: el teléfono, la
capilla, sala de televisión o de usos múltiples, etc.
– Responsabilizarse de
que todo el material de la unidad del paciente esté completo y disponible.
–
Asegurarse de que el mobiliario está en perfectas condiciones.
– Comprobar
que funcionan correctamente los sistemas de ventilación, sistemas de
comunicación con el control de enfermería, luz, agua (caliente y fría),
etc.
– Su actitud debe ser de ayuda, orientación y servicio tanto con los
pacientes como con los familiares:
- Deberá proporcionar apoyo tanto al
paciente como a los familiares, cuando demanden su ayuda.
- Estará siempre en
disposición de escuchar, tanto los mensajes verbales como los no verbales.
-
Planificar los cuidados que hay que aplicar al paciente y a su
familia.
En resumen, ante todo debemos saber que el paciente es una
persona a la que debemos tratar siempre con el máximo respeto, ya que se
encuentra en un estado de dependencia que se acentúa con la inseguridad de su
futuro, la pérdida de contacto con el exterior, las incomodidades, el nuevo
ritmo de vida y los extraños ritos a los cuales estará sometido durante su
estancia en el centro sanitario.
En este sentido, habrá que tener en
cuenta que el paciente:
– Tiene derecho a conservar su personalidad, por lo
tanto, hay que evitar que se convierta en un número de cama.
– Tiene derecho
a mantener su dignidad, por lo que hay que actuar con educación y
autoridad.
HIGIENE Y LIMPIEZA DE LA
UNIDAD
Los auxiliares de enfermería son los responsables de la
higiene personal del paciente, así como de mantener la cama en condiciones
idóneas para facilitar su comodidad. Deben realizar la retirada de excretas en
las condiciones de seguridad e higiene más adecuadas, para evitar el riesgo de
posibles enfermedades infecciosas.
Para favorecer la comodidad del
paciente, además de todos los aspectos reseñados anteriormente, es importante
mantener la unidad de hospitalización en condiciones óptimas de limpieza e
higiene.
La acumulación de eliminaciones del paciente (orina, vómitos,
exudados, heces, etc.) en un ambiente semicerrado o cerrado da lugar a que se
produzcan olores desagradables, que repercuten:
– En el propio
paciente.
– En el personal sanitario.
– En otros pacientes.
– En las
visitas.
Todo ello hace que el entorno resulte incómodo y poco acogedor,
además de constituir, desde el punto de vista sanitario, una posible e
importante fuente de infección, que hace necesaria la limpieza y eliminación de
la suciedad para evitar el riesgo de que se produzcan infecciones
nosocomiales.
Si el personal de enfermería observa que la habitación del
paciente no reúne las condiciones adecuadas, debe avisar al personal de limpieza
para que friegue el suelo y limpie los muebles para evitar la diseminación de
microorganismos.
Al realizar la limpieza, hay que tener en cuenta los
siguientes aspectos:
– Se debe llevar a cabo siempre en seco.
– El
polvo se elimina por aspiración.
– Las superficies de muebles, aparatos,
materiales, etc., se limpian con un paño húmedo.
– Se tendrá en cuenta que el
polvo es un agente contaminante que favorece el proceso de diseminación y
transmisión de microorganismos, con las consecuencias negativas que lleva
asociado.
– La limpieza de la habitación se hará diariamente y todas las
veces que sea necesario, para mantenerla en perfectas condiciones de higiene y
limpieza.
– Antes de iniciar el proceso, es importante tener preparado todo
el material necesario para la limpieza.
– Se realiza, siempre que sea
posible, con las ventanas abiertas, pero evitando las corrientes de aire.
–
No hay que olvidar que la lejía es el mejor desinfectante, aunque actualmente
haya en el mercado una gran variedad de productos que consiguen los mismos
resultados y tienen un olor más agradable.
Cuando se le dé el alta al
paciente, debe realizarse una limpieza más exhaustiva de todos los muebles que
forman parte de la unidad, así como de todo el material que tenga que ser
reutilizado; en algunos casos será necesario desinfectarlo y
esterilizarlo.
LA UNIDAD DE ENFERMERIA.
Se
define como el conjunto de departamentos y recursos materiales relacionados con
el personal de enfermería, que se disponen para proporcionar los cuidados
necesarios a toda persona que ingresa en un centro hospitalario.
En el
hospital hay tantas unidades de enfermería como funciones y especialidades
asistenciales se realicen en él.
A cada una de ellas se le
asignan:
- Un determinado número de pacientes.
- Un equipo de personal
sanitario formado por:
- Un supervisor/a de enfermería.
- Varios
diplomados en enfermería y/o enfermeros/as.
- Varios auxiliares de
enfermería.
El número de pacientes, así como el personal sanitario, va a
depender de las características de cada centro hospitalario (número de camas que
tiene, sistema organizativo, personal en plantilla, plan de cuidados,
etc.).
Cada unidad de enfermería consta de los siguientes
elementos:
– Control de enfermería o de planta: está ubicado en una zona
estratégica, para facilitar el trabajo y control de las distintas unidades del
paciente que tiene asignadas a su cargo.
Generalmente se compone
de:
- Un mostrador.
- Un sistema de intercomunicación con las
habitaciones.
- Medios informáticos, etc.
– Habitaciones de los
pacientes: incluyen una o varias unidades del paciente.
– Zona específica
de registro de la información: donde se guardan las hojas de enfermería,
historias clínicas y otros documentos.
Se ubica en el propio control o en
algún lugar próximo al mismo.
– Zona de almacén: donde se guarda la
lencería y el material limpio.
– Almacén de materiales y productos
sanitarios: donde se guarda el stock necesario para cubrir las necesidades
asistenciales de los pacientes.
– Office: es el lugar destinado a la
preparación de algunas comidas para los pacientes (zumos, infusiones, leche,
etc.). Suele estar comunicado con el servicio de cocina, mediante un
montacargas.
– Sala de usos múltiples: en algunos centros sanitarios se
dispone de salas especiales para el entretenimiento de los pacientes, sobre todo
en aquellos casos que requieren una larga estancia en el hospital.
– Sala
de estar o de descanso: para el personal sanitario, provista del mobiliario
necesario.
– Aseos para el personal sanitario: de uso exclusivo para
ellos.
– Sala para recibir visitas: dispuesta, también, con el mobiliario
necesario para mantener un buen estado de confort.
– Despachos: de
utilización diversa.
– Cuartos de baño: para el uso de todo el personal
que pasa por el hospital. Deben estar claramente identificados con alguna señal
para facilitar su localización.
– Espacio o cuarto: para guardar los
dispositivos, aparatos y equipos de movilización y desplazamiento de los
pacientes: bastones, muletas, andadores, sillas de ruedas, grúas, etc.
–
Espacio o cuarto: donde ubicar el carro de parada, electrocardiograma, etc.
–
Pasillos: que comunican los diferentes elementos de la unidad de enfermería.
Serán lo suficientemente amplios para que puedan desplazarse con facilidad las
camas, carros, camillas, sillas de ruedas, etc. Además, permitirán el tránsito
de todo el personal.
La función más importante de la unidad de enfermería
es la asistencial; no en vano sus funciones son las siguientes:
– Cubrir
las necesidades básicas de los pacientes.
– Garantizar su seguridad física y
psicológica.
– Aportar los medios necesarios para la aplicación de los
procedimientos sanitarios.
– Potenciar y estimular el trabajo del personal
sanitario, poniendo los medios adecuados para que el ambiente de trabajo sea
eficaz y gratificante.
QUIROFANO, UNIDADES DE CUIDADOS
INTENSIVOS Y LABORATORIOS DE ANALISIS Y/O INVESTIGACIONES
-
Tendrán iluminación plena, no debiendo existir penumbra en ningún punto de la
habitación.
- La luz será natural y/o artificial de características blanca,
fluorescente y homogénea.
- Se evitará reflexibilidad teniendo en cuenta la
calidad de la luz, su intensidad, difusión, dirección y resplandor,
etc.
CUARTOS DE PACIENTES Y SALAS DE
RECUPERACION
- Los cuartos unipersonales tendrán iluminación
natural y artificial de intensidad media directa. La penumbra no existirá
durante el día y se eliminará en la noche, mediante lámpara articulada ubicada
en la pared sobre la cabecera del paciente.
- En el caso de salas donde se
albergarán más de dos pacientes se aplicará el mismo criterio en cuanto a
iluminación, implementando lámpara de cabecera sólo donde sea posible su
instalación.
PASADIZOS Y CORREDORES
- La
iluminación natural podrá ser total o parcial y la artificial será
necesariamente total.
- Se controlará la luz natural mediante tapasol.
-
Se admitirá un nivel mínimo de penumbra, pero no se aceptarán áreas o sectores
sin iluminación artificial.
COMEDOR, COCINA, SERVICIOS
HIGIENICOS Y LAVANDERIA
- Tendrán iluminación mixta.- No
existirá penumbra.
INGRESO DE EMERGENCIA, RECEPCION Y ASCENSORES
- Máxima
iluminación natural y/o artificial.
- La iluminación del ingreso de
emergencia estará conectada al sistema de alumbrado alterno por Grupo
Electrónico.
Admisión del paciente:
A través del
Centro Médico, del Servicio de Urgencia, o de la admisión de pacientes de la Ley
de Accidentes del Trabajo. El Paciente Privado debe cancelar la atención
entregando el bono correspondiente, una orden de atención (Empresas e
Instituciones en Convenio) o en su defecto dejar garantía (Efectivo, Cheques,
Letras, Tarjetas de Crédito). El paciente beneficiario de la Ley de Accidentes
del Trabajo, es atendido en forma gratuita presentando la correspondiente
Denuncia Individual de Accidente del Trabajo (DIAT) emitida por su
empleador.
1. Entrega de camas disponibles del servicio a
Admisión
2. Traslado del paciente desde Admisión al servicio:
3.
Paciente ingresa al piso acompañado de su familia y auxiliar de Servicemaster,
portando la orden de hospitalización, ficha y boletín de ingreso.
4. La
secretaria recibe al paciente y su familia, chequea sus documentos y le informa
al personal del servicio la llegada del paciente
5. Recepción del
paciente en el servicio:
6. Presentación de enfermera y/ó auxiliar de
enfermería.
7. Traslado al paciente a su unidad.
8. Presentación
del paciente a los pacientes de la sala
9. Demostración de la unidad,
baño, luz y uso timbre de llamada.
10. Revisión con paciente y familia
normas de la Unidad: horario de
11. Visita, objetos personales y de
valor, uso de celular.
12. Recepción de útiles de aseo y pertenencias
como: prótesis, órtesis, audífonos u otro objeto personal y
registrar.
Realizar Ingreso de enfermería del
paciente:
Auxiliar de enfermería:
• Control signos
vitales
• Control de peso y talla
• Colocar la camisa del hospital
•
Colocar brazalete de identificación
• Entrega de set de ingreso (llenar
formulario F-4 para su cobro)
• Entrega a los familiares de la ropa y/o
objetos de valor
Enfermera:
1. Lavado de manos
previo a la recepción
2. Realiza examen físico general y segmentario en
sentido céfalo caudal y registra en Hoja ad-hoc, dejando constancia de lo
relevante al ingreso.
3. Si el paciente se opera debe revisar preparación
preoperatorio, verificar la hora de intervención en la tabla operatoria y llenar
la Hoja de traslado a Pabellón de acuerdo a la hora del procedimiento.
4.
Revisa indicaciones preoperatorias si las trajera y les da curso.
5.
Registra exámenes, si los trae en caso que se haya tomado y no los trae los
rescata del sistema informático
6. Explica al paciente los pasos a seguir
previo a la intervención
7. Toma exámenes que falten de acuerdo a las
normas de la Institución
8. Delega al personal auxiliar cuidados
preoperatorios que les competen
9. Realizar ingreso administrativo del
paciente
10. Verificar cama asignada en sistema informático
ADMCAM
11. Colocar tarjeta con nombre del paciente, en la
unidad
12. Registrar ingreso del paciente en set de formularios de
enfermería
13. Transcribir indicaciones médicas a tarjetas de
enfermería0..
14. Solicitar medicamentos a Farmacia, si los
requiere.
15. Comunicar al médico tratante del ingreso del paciente en
caso que no se le haya realizado ingreso preoperatorio y/ó no estén claras las
indicaciones ó para informar algo relevante detectado durante el ingreso de
enfermería.
16. Posterior a la evaluación general del paciente, comunicar
a los familiares respecto a necesidades específicas detectadas que requieran de
su participación.
Traslado del paciente:
Durante
las fases de discontinuación y despertar de la anestesia, (que se realiza
habitualmente de forma rápida en quirófano) hay numerosos factores que pueden
tener efectos nocivos sobre los sistemas cardiaco y pulmonar, contribuyendo a la
aparición de hipertensión, arritmias, isquemia miocárdica , hipoxemia,
hipercapnea, liberación de catecolaminas y agitación. En la fase de extubación,
se pueden presentar graves problemas (edema de glotis, aspiración, fallo
ventilatorio neuromuscular..) que pueden resultar en hipoxemia grave y parada
cardiorrespiratoria.
Asímismo, el traslado del paciente a la UCI puede
agravar la situación, los cambios de cama (maniobras que pueden ocasionar dolor
y agitación), cambio de soporte ventilatorio y monitorización, el no control de
las perfusiones durante el traslado y un largo etcétera de razones pueden
desestabilizar a un paciente grave.
Por todas estas razones, nosotros
coincidimos con otros autores, en que los pacientes críticamente enfermos
operados de abdomen, los sometidos a cirugías largas y agresivas y aquellos con
factores de riesgo extra abdominales, no deben de ser despertados en quirófano,
sino más tarde en la UCI, facilitando así el traslado (que se hará sin duda con
más garantías) y permitiendo un despertar con menos complicaciones.
El
traslado del paciente debe de realizarse con las máximas normas de seguridad y
el grado de monitorización durante el traslado dependerá del grado de
estabilidad del paciente, pero el paciente debería llevar al menos un monitor de
frecuencia cardiaca y un pulsioxímetro.
El equipo de traslado debería
incluir una fuente de oxígeno, un respirador de traslados, laringoscopio y tubos
endotraqueales y drogas para sedación - anestesia así como drogas vasoactivas y
antiarrítmicos (todo lo necesario para atender una posible parada
cardiorrespiratoria).
No se debe de iniciar un traslado desde el
quirófano si existe evidencia de inestabilidad o existencia de un problema sin
resolver. Al menos son necesarios entre 10-15 minutos de estabilidad previa,
para tener garantías de realizar un traslado seguro.
Todo el equipo necesario
para la recepción del paciente debe de estar preparado en la UCI previo a la
llegada.
De alta del paciente:
Se denomina alta
médica a la desocupación de una cama hospitalaria ya sea por curación,
fallecimiento, traslado a otro lugar o por decisión voluntaria. Cuando el
paciente es dado de alta se le entrega a él o familiares un informe donde se
indican los datos más importantes. Siempre debe informarse al servicio de
admisión el alta del paciente.
Función enfermera
clínica:
A).colaborar con al directora del departamento de la
materia administración de los servicios.
B). coordinar con la subdirectora
docente la elaboración del plan de evaluación y los servicios.
C). participar
en al adaptación del personal de enfermería.
D). supervisar y coordinar
trabajo que realiza el trabajo de supervisión.
E).planes y coordinar con
otros departamentos, cuidados de enfermería y medidas de
seguridad.
-Enfermera de planta:
1).supervisar y
evaluar las acciones de enfermería en los establecimientos de
salud.
2).promover la humanización y el auto cuidado en los hospitales y en
los sub. centros de la sespas.
3).promover la capacitación del personal de
enfermería bajo su cargo.
-Enfermera de
área:
1).planifica, organiza y evaluar dirige y evalúa los
cuidados y atención de los pacientes en el área asignada.
2).cumple y hace
cumplir las normas estándares, protocolos y reglamento del área
asignada.
3).coordinar con otras unidades acciones para el cumplimiento de la
atención a los pacientes.
4).confeccionar la rotación del personal
intermedio.
5).compresión el plan de vacaciones de las
enfermeras.
-Bachiller técnico:
1).ofrecer
atención y cuidados a usuarios ambulatorios.
2).satisfacer las necesidades
básica en los usuarios hospitalizados y ambulatorios.
3).realizar actividades
propia de enfermería.
4). Mantiene limpia las unidades de los
usuarios.
5).mantiene buena relaciones humanas con todo el
personal.
-Auxiliar de enfermería:
1).colaborar
con el equipo de salud.
2).cumplir con las indicaciones médicas y de
enfermería.
3).mantener en orden los expedientes de los
pacientes.
4).mantener el equipo de unidad del paciente limpio
ordenado.
5).ofrecer cuidados directivos a pacientes bajo la supervisión del
profesional.
jueves, 30 de agosto de 2012
EL PACIENTE Y SU CLASIFICACIONES
Un paciente es alguien que sufre dolor o malestar (muchas enfermedades causan
molestias diversas, y un gran número de pacientes también sufren dolor). En
términos sociológicos y administrativos, paciente es el sujeto que recibe los
servicios de un médico u otro profesional de la salud, sometiéndose a un examen,
a un tratamiento o a una intervención.
La palabra paciente proviene del latín patior, pateris, passus sum, que significa “padecer”. Que es donde se toma el término sanitario de paciente. Este además de ser lo que dicen que es lo usuario de la palabra, es lo que dice la propia palabra.
El paciente es una persona humana, es decir, un individuo racional; como un individuo es distinto a los demás, como racional piensa, es libre capaz de tomar decisiones. La palabra paciente respecto a la de un enfermo es una palabra más intensa. El que tiene una enfermedad no siempre la padece, y/o no siempre sufre.
Dando otra definición de paciente diríamos que el paciente es la persona más importante en la atención de enfermería, ya sea en el hogar, en la sociedad o en cualquier institución de salud. Nosotras, las enfermeras, como integrantes del equipo de salud, a él le debemos orientar nuestra atención, nuestra observación y nuestra investigación en el trabajo diario para poder atenderlo y servirle mejor.
Si en algo ha cambiado profundamente la situación del enfermo respecto a la de hace medio siglo, es en que se ha reducido de manera espectacular su sufrimiento, ya que se le esta ganando batalla al dolor.
paciente ambulatorio
Paciente que visita un establecimiento de atención de la salud por razones de diagnóstico o tratamiento sin pasar la noche en el mismo. A veces, se llama paciente de día o paciente diurno. Pacientes esperando su turno en un ambulatorio. paciente hospitalario: es el paciente que padece alguna enfermeda va al hospital lo internan por alguno dias lo medican y cuando ven que ya esta mejor le dan de alta. Pacientes domiciliario. Este está en su casa y el médico o enfermera le brinda servicios en su propia casa.
Paciente comunitario :es el pacienteque va al hospital, clinica, policlinica o dispensario a que lo dianostiquen y lo medique pero no lo interna sino que se va a su casa a mejorase con el medicamento
La palabra paciente proviene del latín patior, pateris, passus sum, que significa “padecer”. Que es donde se toma el término sanitario de paciente. Este además de ser lo que dicen que es lo usuario de la palabra, es lo que dice la propia palabra.
El paciente es una persona humana, es decir, un individuo racional; como un individuo es distinto a los demás, como racional piensa, es libre capaz de tomar decisiones. La palabra paciente respecto a la de un enfermo es una palabra más intensa. El que tiene una enfermedad no siempre la padece, y/o no siempre sufre.
Dando otra definición de paciente diríamos que el paciente es la persona más importante en la atención de enfermería, ya sea en el hogar, en la sociedad o en cualquier institución de salud. Nosotras, las enfermeras, como integrantes del equipo de salud, a él le debemos orientar nuestra atención, nuestra observación y nuestra investigación en el trabajo diario para poder atenderlo y servirle mejor.
Si en algo ha cambiado profundamente la situación del enfermo respecto a la de hace medio siglo, es en que se ha reducido de manera espectacular su sufrimiento, ya que se le esta ganando batalla al dolor.
paciente ambulatorio
Paciente que visita un establecimiento de atención de la salud por razones de diagnóstico o tratamiento sin pasar la noche en el mismo. A veces, se llama paciente de día o paciente diurno. Pacientes esperando su turno en un ambulatorio. paciente hospitalario: es el paciente que padece alguna enfermeda va al hospital lo internan por alguno dias lo medican y cuando ven que ya esta mejor le dan de alta. Pacientes domiciliario. Este está en su casa y el médico o enfermera le brinda servicios en su propia casa.
Paciente comunitario :es el pacienteque va al hospital, clinica, policlinica o dispensario a que lo dianostiquen y lo medique pero no lo interna sino que se va a su casa a mejorase con el medicamento
DERECHOS Y DEBERES DEL PACIENTE.
Usted como ciudadano tiene derecho a una atención sanitaria en libertad, con respeto y dignidad humana (art. 43 de la Constitución). Al mismo tiempo como usuario de cualquier hospital tiene una serie de deberes cuyo cumplimiento garantiza su propia atención y el hospital, sea más útil y más eficaz a la sociedad a la que sirve.
Por su gran importancia se ha reproducido la carta de derechos y deberos del usuario:
Derechos:
1. El usuario tiene derecho a recibir una atención sanitaria integral de sus problemas de salud, dentro de un funcionamiento eficiente de los recursos sanitarios disponibles.
2. El usuario tiene derecho al respeto a su personalidad, dignidad humana e intimidad, sin que pueda ser discriminado por razones de tipo social, económico, moral e ideológico.
3. El usuario tiene derecho a la confidencialidad de toda información con su proceso, incluso el secreto de su estancia en centros y establecimientos sanitarios, salvo por exigencias legales que lo hagan imprescindible.
4. El usuario tiene derecho a recibir información completa y continuada, verbal y escrita, de todo lo relativo a su proceso, incluyendo diagnósticos, alternativas de tratamiento y sus riesgos y pronóstico, que será facilitada en un lenguaje comprensible. En caso de que el paciente no quiera o no pueda manifiestamente recibir dicha información, ésta deberá proporcionarse a los familiares o personas legalmente responsables.
5. El usuario tiene derecho a la libre determinación entre las opciones que le presente el responsable médico de su caso, siendo preciso su consentimiento expreso previo a cualquier actuación, excepto en los siguientes casos: Cuando la urgencia no permita demoras. Cuando el no seguir tratamiento suponga un riesgo para la salud pública.
Cuando no esté capacitado para tomar decisiones, en cuyo caso el derecho corresponderá a sus familiares o personas legalmente responsables.
6. El usuario tendrá derecho a negarse al tratamiento, excepto en los casos señalados en el punto 5, debiendo para ello solicitar el alta voluntaria, en las condiciones que señala el punto 6 del apartado de Deberes.
7. El usuario tendrá derecho a que se le asigne un médico cuyo nombre deberá conocer y que será su interlocutor válido con el equipo asistencial. En caso de ausencia. Otro facultativo del equipo asumirá la responsabilidad.
8. El usuario tiene derecho a que quede constancia por escrito de todo su proceso; esta información y las pruebas realizadas constituyen la Historia Clínica.
9. El usuario tiene derecho a que no se realicen en su persona investigaciones, experimentos o ensayos clínicos sin una información sobre métodos, riesgos y fines. Será imprescindible la autorización por escrito del paciente y la aceptación por parte del médico, de los principios básicos y normas que establecen la Declaración de Helsinki. Las actividades docentes requerirán así mismo, consentimiento expreso del paciente.
10. El usuario tiene derecho al correcto funcionamiento de los servicios asistenciales y aceptables de habitabilidad, higiene, alimentación, seguridad y respeto a su intimidad.
11. El usuario tendrá derecho en caso de hospitalización a que ésta incida lo menos posible en sus relaciones sociales y personales. Para ello, el Hospital facilitará un régimen de visitas lo más amplio posible, el acceso a los medios y sistemas de comunicación y de cultura y la posibilidad de actividades de que fomenten las relaciones sociales y el entretenimiento del ocio.
12. El usuario tiene derecho a recibir cuanta información desee sobre los aspectos de las actividades asistenciales, que afecten a su proceso y situación personales.
13. El usuario tiene derecho a conocer los cauces formales para presentar reclamaciones, quejas, sugerencias y en general, para comunicarse con la administración de las Instituciones. Tiene derecho, así mismo a recibir una respuesta por escrito.
14. El usuario tiene derecho a causar ALTA VOLUNTARIA en todo momento tras firmar el documento correspondiente, exceptuando los casos recogidos en el Art. 5 de los Derechos.
15. El usuario tiene derecho a agotar las posibilidades razonables de superación de su enfermedad. El hospital proporcionará la ayuda necesaria para su preparación ante la muerte en los aspectos materiales y espirituales.
16. El usuario tiene derecho a que las instituciones Sanitarias le proporcione: Una asistencia técnica correcta con personal cualificado. Un aprovechamiento máximo de los medios disponibles. Una asistencia con los mínimos riesgos, dolor y molestias psíquicas y físicas.
Deberes:
1. El usuario tiene el deber de colaborar en el cumplimiento de las normas e instrucciones establecidas en las Instituciones Sanitarias.
2. El usuario tiene el deber de tratar con el máximo respeto al personal de las Instituciones Sanitarias, los otros enfermos y acompañantes.
3. El usuario tiene el deber de solicitar información sobre las normas de funcionamiento de la Institución y los canales de comunicación (quejas, sugerencias, reclamaciones y preguntas). Debe conocer el nombre del médico.
4. El usuario tiene el deber de cuidar las instalaciones y de colaborar en el mantenimiento de la habitabilidad de las Instituciones Sanitarias.
5. El usuario tiene el deber de firmar el documento de Alta Voluntaria, en los casos de no aceptación de los métodos de tratamiento.
6. El usuario tiene el deber de responsabilizarse del uso adecuado de las prestaciones ofrecidas por el sistema sanitario, fundamentalmente en lo que se refiere a la utilización de servicios, procedimientos de baja laboral o incapacidad permanente y prestaciones farmacéuticas y sociales.
7. El usuario tiene el deber de utilizar las vías de reclamación y sugerencias.
8. El usuario tiene el deber de exigir que se cumplan sus derechos.
Derechos del moribundo:
1. -El derecho a saber que va a morir.
2. -El derecho a rehusar un tratamiento.
3. -El derecho a expresar su propia fe.
4. -El derecho a mantener la conciencia lo más cerca posible de la frontera de la muerte evitando el dolor.
5. -Morir sin el estrépito frenético de una tecnología puesta en juego para otorgar al moribundo algunas horas suplementarias de vida biológica.
6. -Morir manteniendo con las personas cercanas contactos humanos, sencillos y enriquecedores.
ENFERMERAS DE AYER Y DE HOY.
Enfermeras de ayer.
Las enfermeras de ayer eran enfermeras empíricas (no graduadas). Eran muy humanitarias, pues hacían labores fuera y dentro de los hospitales también visitaban las casas para atender los partos de mujeres embarazadas a estas la llamaban parteras.
No tenían lugar fijo, ya que estaban siempre en diferentes lugares como: los orfanatos, acilos, en casa de comunidad, como también en hospitales.
Muchas de las enfermeras de ayer no se casaban, pues entregaban su vida a Dios y a curar a sus enfermos.
Las enfermeras de ayer tenían una característica muy diferente a las de hoy pues ellas le mostraban afecto amor y cariño a sus paciente.
Vestimenta de la enfermera de ayer
-Usaban faldas largas.
-Camisas mangas largas.
-Un gorro con un pequeño velo.
-Medias largas.
-Zapatos medios altos.
-Un delantal en el que introducían sus elementos de trabajos.
-La Lámpara era otro atributo que aparece con frecuencia en el uniforme o en la cofia de las enfermeras, ha sido retomada como símbolo de la enfermería.
En la mujer:
- Usar el uniforme reglamentado. Cuando se trate de vestido o saya, debe, tener el largo a la rodilla y usar medias largas. El ancho del vestido, chaqueta y pantalón, debe permitir realizar movimientos con soltura y sin impedimentos.
-Llevar pelo corto o recogido.
-Utilizar gorro o cofia de acuerdo a la actividad que realiza.
-Tener uñas cortas y con pintura discreta.
-Usar reloj con secundario.
-Evitar el uso de prendas no requeridas durante el desarrollo de su labor (pañuelos de --cabeza, collares, aretes colgantes u otros)
-Maquillaje discreto.
-Mantener los zapatos limpios.
En el hombre:
- Llevar el uniforme reglamentado (limpio y holgado).
- Mantener el pelo corto y la barba rasurada.
- Tener uñas cortas.
- Usar reloj con secundario.
- Mantener los zapatos limpios
Enfermeras de hoy.
Acrecentando su responsabilidad por el descubrimiento de nuevos fármacos, nuevas técnicas, que han obligado a introducir modificaciones radicales en los cuidados de enfermería.
El cuidado de las enfermeras de hoy plantean retos diferentes a los que tuvieron que afrontar las enfermeras de ayer como Florence Nightingale, puesto que las enfermeras actuales les exigen efectuar tareas que antaño realizaban los médicos antes de las décadas de los 30.
Las enfermeras actuales tienen una disciplina más compleja en el área de la salud, con un gran impacto social que constantemente aumentan sus funciones para satisfacer las necesidades que imponen el cuidado de la salud en un mundo en cambios constantes.
Las enfermeras actuales deben nutrir sus conocimientos a su vez sustentados por avances en biología, sociología y psicología. De esta forma el enfermero (a) se caracteriza por poseer una sólida formación teórica y práctica que le permite un desempeño altamente calificado en sus funciones asistenciales, docentes, gestores e investigadores.
Las enfermeras de hoy se integran activamente y coordinan las tareas del equipo de salud desde su calificación, técnica, capacitada refractiva, así como una forma de relación personalizada, sustentada por la reflexión, la metodología y un humanismo integral.
PRIMEROS HOSPITALES Y ESCUELAS DE REPUBLICA DOMINICANA
.
La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) es la única universidad de carácter público de la República Dominicana. Su sede central se encuentra en la ciudad de Santo Domingo de Guzmán, capital del país, y tiene recintos en las provincias de Puerto Plata, Monseñor Nouel, Santiago, Higüey, Barahona, San Francisco de Macorís, San Pedro de Macoris, Mao, Santiago Rodríguez, San Juan de la Maguana, Hato Mayor, Nagua y Baní
Universidad Autónoma de Santo Domingo
La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) es la única universidad de carácter público de la República Dominicana. Su sede central se encuentra en la ciudad de Santo Domingo de Guzmán, capital del país, y tiene recintos en las provincias de Puerto Plata, Monseñor Nouel, Santiago, Higüey, Barahona, San Francisco de Macorís, San Pedro de Macoris, Mao, Santiago Rodríguez, San Juan de la Maguana, Hato Mayor, Nagua y Baní
Historia
La Universidad Santo Tomás de Aquino fue creada mediante la bulapapalIn Apostolatus Culmine
el 28 de octubre de 1538. El Papa Paulo III estableció
con esta bula la que sería posteriormente, la primera universidad de América (si
bien no fue la primera oficialmente reconocida por la Corona española).[La
universidad de Santo Domingo forma junto con la primera catedral, el primer
hospital y la primera oficina de aduanas; el conjunto de instituciones primadas
de América instaladas en la ciudad de Santo Domingo
de Guzmán.[La
universidad dejó de ser un StudiumGenerale, que
era manejado por la congregación de los dominicos, para convertirse en el centro
de la educación en el nuevo mundo. Por medio de la anteriormente mencionada bula, se asciende este Estudio
General, que los dominicos dirigían desde el año 1518, a la categoría de
Universidad.
La naciente universidad toma como modelo la Universidad de Alcalá de Henares,
y como tal fue porta-estandarte de las ideas renacientes que surgían del mundo
medieval, del que emergía la España de los días de la conquista.
Se dice que los Jesuitas tramaron esconder la Sanción General del Consejo de
las Indias para apoderarse del monopolio en el otorgamiento de grados vaticanos,
característica fundamental de una universidad. Esto, en detrimento de la
Universidad de Santo Domingo, establecida por la facción de la Iglesia del
Convento Dominico.
Sin embargo, y aun en caso de no existir la Sanción General en 1538 (aun
cuando sí existió, sólo fue oficializada 28 años más tarde por un comité revisor
de documentos antiguos, común en un contexto histórico en el cual los anales
históricos tardaban décadas en ponerse al día. En aquellos días no existía una
ley escrita definida que requiriese un sello virreinal para poder poner en
ejecución una bula papal.[
Evidentemente la Universidad de Santo Domingo otorgaba grados académicos
desde mucho antes que 1551, lo que la categoriza como "universidad", en el
sentido moderno del término, mucho antes que las universidades en México o
Perú.Existen por otro lado controversias en torno a su legitimidad en el Imperio español y
su continuidad histórica como Universidad Santo Tomás de Aquino. La Universidad
Autónoma de Santo Domingo fue fundada, como tal, el 16 de noviembre de 1914 con el objetivo de concretizar
la
idalia Alcántara
reapertura de la Universidad
Santo Tomás de Aquino, fundada por bula papal el 28 de octubre de 1538, este hecho genera
controversias sobre su continuidad entre varios
historiadores.
1-SAN NICOLAS DE BARI.
En la calle Hostos donde se forma esquina con la calle Luyeron se levantan las ruinas del cual fuera el primer hospital de América, el Hospital San Nicolas De Bari, iniciado por el entonces gobernador de la isla de Santo Domingo, Fray Nicolas de Ovando.
1-SAN NICOLAS DE BARI.
En la calle Hostos donde se forma esquina con la calle Luyeron se levantan las ruinas del cual fuera el primer hospital de América, el Hospital San Nicolas De Bari, iniciado por el entonces gobernador de la isla de Santo Domingo, Fray Nicolas de Ovando.
Este hospital nación de la piedad de una mujer negra que trataba de cuidar a
los enfermos de acuerdo a sus posibilidades. Porque no había ninguna institución
que lo hiciese. Ovando, el gobernador, viendo la piedad de esta mujer, mando a
levantar el hospital en piedras.
Algunas versiones aseguran que el hospital se construyó alrededor de 1503, mientras que otros aseguran que no fue hasta después del 1504. En el 1519 mucho después de haber muerto Ovando, la base del hospital había terminado.
Según E. Walter Palm, San Nicolás de Bari no fue el hospital que construyó el gobernador, puesto que este era de madera y palo, si no fue la cofradía de nuestra señora de concepción la que en el año 1533 construyó un hospital de piedras.
Ya para el año 1542 el hospital llegó a su máximo esplendor ya que el número de personas que atendían llegaba a los 60 pacientes atendiéndose alrededor de 700 personas por año.
Desgraciadamente el edificio es abandonado en el siglo XVII. Los motivos de tal abandono se desconocen pero se creen que fueron los sismos de ese mismo siglo.
Mas tarde con finalidad de utilizarlo se extraen material del sitio pero en Septiembre del 1930, con el ciclón San Zenón, recibió danos irreparables, quedando así una visión correcta de todo el edificio.
El Hospital San Nicolás de Bari fue uno de los pocos edificios que se salvo del pirata Francis Drake, quizás porque no tenía riquezas que saquear o por la obra que se llevaba a cabo en el mismo.
En la parte inferior por muchos años se veneró el culto de Nuestra Señora de La Altagracia, en espera de la construcción de la Iglesia de La Altagracia en el mismo lugar de la primera capilla; con entradas desde la calle Mercedes y el Hospital. Se conocía con el nombre de la Concepción.
Un problema económico de un mandatario compromete el terreno y la construcción.
El Estado adquirió las ruinas de San Nicolás y una noble señora de nombre doña Lea de Castro de Henríquez, adquirió el templo de la Altagracia y se lo donó a la Iglesia.
Algunas versiones aseguran que el hospital se construyó alrededor de 1503, mientras que otros aseguran que no fue hasta después del 1504. En el 1519 mucho después de haber muerto Ovando, la base del hospital había terminado.
Según E. Walter Palm, San Nicolás de Bari no fue el hospital que construyó el gobernador, puesto que este era de madera y palo, si no fue la cofradía de nuestra señora de concepción la que en el año 1533 construyó un hospital de piedras.
Ya para el año 1542 el hospital llegó a su máximo esplendor ya que el número de personas que atendían llegaba a los 60 pacientes atendiéndose alrededor de 700 personas por año.
Desgraciadamente el edificio es abandonado en el siglo XVII. Los motivos de tal abandono se desconocen pero se creen que fueron los sismos de ese mismo siglo.
Mas tarde con finalidad de utilizarlo se extraen material del sitio pero en Septiembre del 1930, con el ciclón San Zenón, recibió danos irreparables, quedando así una visión correcta de todo el edificio.
El Hospital San Nicolás de Bari fue uno de los pocos edificios que se salvo del pirata Francis Drake, quizás porque no tenía riquezas que saquear o por la obra que se llevaba a cabo en el mismo.
En la parte inferior por muchos años se veneró el culto de Nuestra Señora de La Altagracia, en espera de la construcción de la Iglesia de La Altagracia en el mismo lugar de la primera capilla; con entradas desde la calle Mercedes y el Hospital. Se conocía con el nombre de la Concepción.
Un problema económico de un mandatario compromete el terreno y la construcción.
El Estado adquirió las ruinas de San Nicolás y una noble señora de nombre doña Lea de Castro de Henríquez, adquirió el templo de la Altagracia y se lo donó a la Iglesia.
2- HOSPITAL PADRE BILLINI.
El Hospital Real de San Andrés, actualmente convertido en un Centro Educativo, ha corrido el peligro de desaparecer y la Facultad de Medicina de San Fernando se suma a los esfuerzos que instituciones tales como la Academia Nacional de Medicina y diversas personalidades realizan para evitar la demolición, parcial o total, de este edificio histórico que vio nacer la enseñanza ordenada y sistematizada de la medicina en nuestro país.
El antiguo Hospital Real de Andrés, ubicado en la calle de San Andrés, en la octava cuadra del Jr. Huallaga, cerca de la Plaza Italia, antes Plaza Santa Ana, estaba muy cerca del edificio antiguo del Colegio de Medicina y Cirugía de San Fernando inagurado por el Virrey Abascal en 1811. Se encuentra cerca también del Hospital San Bartolomé, y del Hospital de Santa Ana y debiera ser el local adecuado para albergar el Museo de la Historia de la Medicina del Perú.
El Hospital Real de San Andrés tiene sus inicios en 1552 cuando Francisco de Molina atendía en su casa en el Callejón de Santo Domingo a enfermos que carecían de recursos. El número de pacientes fue aumentando progresivamente y hubo que recurrir a la caridad pública y luego a la ayuda del Virrey Andrés Hurtado de Mendoza, Márquez de Cañete, quien le escogió un arrabal, le asignó algunas rentas comenzando la construcción por la edificación de las enfermerías. Agradecido Francisco de Molina, puso como nombre al naciente Hospital el nombre de su benefactor "Andrés".
El Hospital Real de San Andrés, actualmente convertido en un Centro Educativo, ha corrido el peligro de desaparecer y la Facultad de Medicina de San Fernando se suma a los esfuerzos que instituciones tales como la Academia Nacional de Medicina y diversas personalidades realizan para evitar la demolición, parcial o total, de este edificio histórico que vio nacer la enseñanza ordenada y sistematizada de la medicina en nuestro país.
El antiguo Hospital Real de Andrés, ubicado en la calle de San Andrés, en la octava cuadra del Jr. Huallaga, cerca de la Plaza Italia, antes Plaza Santa Ana, estaba muy cerca del edificio antiguo del Colegio de Medicina y Cirugía de San Fernando inagurado por el Virrey Abascal en 1811. Se encuentra cerca también del Hospital San Bartolomé, y del Hospital de Santa Ana y debiera ser el local adecuado para albergar el Museo de la Historia de la Medicina del Perú.
El Hospital Real de San Andrés tiene sus inicios en 1552 cuando Francisco de Molina atendía en su casa en el Callejón de Santo Domingo a enfermos que carecían de recursos. El número de pacientes fue aumentando progresivamente y hubo que recurrir a la caridad pública y luego a la ayuda del Virrey Andrés Hurtado de Mendoza, Márquez de Cañete, quien le escogió un arrabal, le asignó algunas rentas comenzando la construcción por la edificación de las enfermerías. Agradecido Francisco de Molina, puso como nombre al naciente Hospital el nombre de su benefactor "Andrés".
Recordemos que en esas épocas la atención de los enfermos era un acto de
caridad cristiana. La salud era un don divino y la enfermedad una prueba de fe.
El médico se formaba más como académico que como práctico y socialmente era
mejor considerado en cuanto podía comentar adecuadamente los clásicos
hipocráticos y galénicos. El principal objetivo al fundar un Hospital era
brindar un ambiente para el buen morir. Los que padecían una enfermedad ligera o
curable eran atendidos en sus domicilios.
Este hospital de San Andrés, resultó algo peculiar sin embargo; solamente contaba con unas cuantas camas, casi como para guardar las apariencias, y apenas se atendían personas allí, a pesar de que tanto su administrador, como el mayordomo, el médico y las enfermeras tenían sueldos asignados para su administración.
En el siglo XIX, tanto el hospital como la capilla que se le había agregado y que eran una dependencia parroquial de la Catedral, les fueron cedidos al prebistero Francisco Xavier Billini para la fundación de un centro asistencial que se llamó la Beneficencia.
El hospital fue demolido en la segunda década del siglo XX para dar paso a la construcción de hoy Hospital Padre Billini.
Es uno de los capitulo de la fundación de la catedral de santo domingo, la orden de la fundación vino de Fray García Padilla en fecha de 12 mayo de 1512.
La última remodelación que se le hizo al hospital la realizó el presidente de la Republica, Dr. Leonel Fernández Reyna.
Este hospital de San Andrés, resultó algo peculiar sin embargo; solamente contaba con unas cuantas camas, casi como para guardar las apariencias, y apenas se atendían personas allí, a pesar de que tanto su administrador, como el mayordomo, el médico y las enfermeras tenían sueldos asignados para su administración.
En el siglo XIX, tanto el hospital como la capilla que se le había agregado y que eran una dependencia parroquial de la Catedral, les fueron cedidos al prebistero Francisco Xavier Billini para la fundación de un centro asistencial que se llamó la Beneficencia.
El hospital fue demolido en la segunda década del siglo XX para dar paso a la construcción de hoy Hospital Padre Billini.
Es uno de los capitulo de la fundación de la catedral de santo domingo, la orden de la fundación vino de Fray García Padilla en fecha de 12 mayo de 1512.
La última remodelación que se le hizo al hospital la realizó el presidente de la Republica, Dr. Leonel Fernández Reyna.
Fundación de los primeros Hospitales y Escuelas de enfermería en América.
Fundación de los primeros Hospitales y Escuelas de enfermería en
América.
Durante los viajes de conquista se realizaron muchas expediciones donde era difícil esperar una atención bien organizada a los enfermos. Se producían epidemias abrumadoras de sarampión, varicelas y otras, y durante las mismas por ser tiempo donde no había personal preparado en enfermería, eran los sanos los que debían ayudar a los frailes en los cuidados de los enfermos.
Durante mucho tiempo la enfermería fue practicada por hermandades Católicas y protestantes, esto se prologo hasta después del descubrimiento y colonización de nuevas tierras en el continente americano.
Los colonizadores españoles llegaron a México acompañados de órdenes religiosas, las cuales hacían la caridad a todo aquel que lo necesitaba.
En esas época se establece hacia el norte de América una cadena de misiones, cuyo objetivo era infundir cultura a los indios, cosas que pretendieron alcanzar a través del cristianismo. En 1524 Hernán Cortes fundo en México el Hospital “Inmaculada Concepción” hoy conocido con el nombre de Jesús de Nazareno. El mismo estuvo dirigido por una Hermandad Católica de enfermeras a cuyo cargo estaba la atención a los enfermos. En este Hospital se atendían tanto a los blancos como a los indios.
Siete años después de la fundación de este Hospital en 1531 se fundo el Hospital santa fe en lo que hoy se conoce como Nuevo México.
Colonizadores Franceses
A la llegada de los franceses a América en su intento de conquista se establece a orilla del rió San Lorenzo y Mississipi al igual que los españoles estaban ayudados por hermandades católicas.
Obra suya fue la fundación el Québec (Canadá) en 1639 del Hospital Hotel Dieu, con treces enfermeras, monjas de San Agustín y monjas ursulinas.
Este grupo fundó una escuela semejante a un convento para preparar en ella a jóvenes indias que se encargaran del cuidado a los enfermos durante una
epidemia de viruela que hubo en esa época.
En 1644 se fundó en Montreal el “Hospital Hotel Dieu” el cual estuvo dirigido por Mademoiselle Jeanne Monge, esta no era monja aunque tenia grandes dotes religiosos.
En 1845 se organizan las enfermeras protestantes en New Yerse por los esfuerzos del reverendo Muhlenberg.
En 1848 el Reverendo William Possvant fundo el Hospital de Pittsburgh el cual equipo con enfermeras diaconizas.
En el año 1860 se fundo en Boston el Hospital de Nueva Inglaterra para mujeres y niñas y surge también la escuela para enfermeras la cual no tubo éxito, después de algún tiempo se reforma esta escuela siendo la primera en graduarse en un escuela de enfermería en América la Licda. Richard.
La señorita Licda. Richard, nació en América en 1911, fue la primera enfermera graduada de su país, en su preparación estaba unido lo viejo y lo nuevo del arte decaído al enfermo.
Recibió su preparación en el Hospital para Hombre y Mujeres de Filadelfia. En Boston trato de formar enfermeras pero no tuvo éxito, hasta que se introdujo el sistema de Karserweth, siendo Richard la primera en inscribirse y la primera en graduarse.
Por enfermedad se tuvo que retirar de la enfermería, permaneciendo un año fuera de actividad. A su regreso trato de reorganizar la escuela donde se graduó
Durante los viajes de conquista se realizaron muchas expediciones donde era difícil esperar una atención bien organizada a los enfermos. Se producían epidemias abrumadoras de sarampión, varicelas y otras, y durante las mismas por ser tiempo donde no había personal preparado en enfermería, eran los sanos los que debían ayudar a los frailes en los cuidados de los enfermos.
Durante mucho tiempo la enfermería fue practicada por hermandades Católicas y protestantes, esto se prologo hasta después del descubrimiento y colonización de nuevas tierras en el continente americano.
Los colonizadores españoles llegaron a México acompañados de órdenes religiosas, las cuales hacían la caridad a todo aquel que lo necesitaba.
En esas época se establece hacia el norte de América una cadena de misiones, cuyo objetivo era infundir cultura a los indios, cosas que pretendieron alcanzar a través del cristianismo. En 1524 Hernán Cortes fundo en México el Hospital “Inmaculada Concepción” hoy conocido con el nombre de Jesús de Nazareno. El mismo estuvo dirigido por una Hermandad Católica de enfermeras a cuyo cargo estaba la atención a los enfermos. En este Hospital se atendían tanto a los blancos como a los indios.
Siete años después de la fundación de este Hospital en 1531 se fundo el Hospital santa fe en lo que hoy se conoce como Nuevo México.
Colonizadores Franceses
A la llegada de los franceses a América en su intento de conquista se establece a orilla del rió San Lorenzo y Mississipi al igual que los españoles estaban ayudados por hermandades católicas.
Obra suya fue la fundación el Québec (Canadá) en 1639 del Hospital Hotel Dieu, con treces enfermeras, monjas de San Agustín y monjas ursulinas.
Este grupo fundó una escuela semejante a un convento para preparar en ella a jóvenes indias que se encargaran del cuidado a los enfermos durante una
epidemia de viruela que hubo en esa época.
En 1644 se fundó en Montreal el “Hospital Hotel Dieu” el cual estuvo dirigido por Mademoiselle Jeanne Monge, esta no era monja aunque tenia grandes dotes religiosos.
En 1845 se organizan las enfermeras protestantes en New Yerse por los esfuerzos del reverendo Muhlenberg.
En 1848 el Reverendo William Possvant fundo el Hospital de Pittsburgh el cual equipo con enfermeras diaconizas.
En el año 1860 se fundo en Boston el Hospital de Nueva Inglaterra para mujeres y niñas y surge también la escuela para enfermeras la cual no tubo éxito, después de algún tiempo se reforma esta escuela siendo la primera en graduarse en un escuela de enfermería en América la Licda. Richard.
La señorita Licda. Richard, nació en América en 1911, fue la primera enfermera graduada de su país, en su preparación estaba unido lo viejo y lo nuevo del arte decaído al enfermo.
Recibió su preparación en el Hospital para Hombre y Mujeres de Filadelfia. En Boston trato de formar enfermeras pero no tuvo éxito, hasta que se introdujo el sistema de Karserweth, siendo Richard la primera en inscribirse y la primera en graduarse.
Por enfermedad se tuvo que retirar de la enfermería, permaneciendo un año fuera de actividad. A su regreso trato de reorganizar la escuela donde se graduó
Primeros Precursores de la Enfermeria
Mostrando entradas con la etiqueta 1.3-Primeros
precursores de la enfermeria. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta 1.3-Primeros
precursores de la enfermeria. Mostrar todas las
entradas
FLORENCE NIGHTINGALE.
Hija de una familia terrateniente adinerada, de Hampshire, nació en 1820.
Su padre, William Nightingale de Embly park, un Unitario estaba involucrado en el movimiento contra la esclavitud y era un fiel creyente en que las mujeres, especialmente su hija, deberían obtener una educación. Ella y su hermana aprendieron italiano, latín, griego, historia y matemáticas de su padre y su tía, así como de otros tutores.
La madre de Florence, Fanny Nightingale, tambien provenía de una familia fielmente Unitaria. Ella era una mujer dominante que estaba primordialmente preocupada con la busqueda de un buen marido para su hija. Por ello, se molestó ante la decisión de florence de rechazar a varios proponentes de matrimonio.
Cuando florence cumplió 17 años se sintió llamada por Dios para enfrentar alguna gran causa desconocida. A los 23 años, dijo a sus padres que quería convertirse en una enfermera. Y se encontró con una sólida oposición de ellos, ya que la enfermería se asociaba con mujeres de clase trabajadora.
No fue sino hasta que el Lord Houghton casó con otra en 1851, que Florence recibió permiso para entrenarse como enfermera. Florence, entonces de 31 años, se fue a trabajar al hospital Kaiserworth en Alemanía.
En su diario, ella explicó porqué decidió no aceptar la oferta de matrimonio de Richard Moneton Milnes. Que decía:
Yo tengo una naturaleza, moral y activa que requiere satisfacción y eso no encontraría en la vida de él. Yo podría sentirme satisfecha si pasara la vida con él combinando diferentes poderes para lograr un gran objetivo.
Yo no podría satisfacer esta naturaleza pasando la vida con él, en compromisos sociales y organizando las cosas domésticas.
Dos años más tarde ella fue nombrada la directora residentes del hospital para mujeres invalidas en Harley Street, Lodón. El año siguiente Nightingale se le dio permiso de que llevara a 38 enfermeras a cuidar a los soldados británicos en la guerra. Nightingale encontró que las condiciones en el hospital militar en Scutari eran alarmantes. Los hombres eran mantenidos en cuartos sin sabanas ni comida decente. Sin lavar, ellas mantenían sus uniformes puestos, “tiesos de la suciedad”. En estas condiciones no era sorprendente que en los hospitales militares, heridas de guerra era solo la sexta razón de defunción. Enfermedades como el tifus, cólera y disentería eran las tres causas principales por las cuales la proporción de muertos era tan alta.
Durante este tiempo, Nightingale recolectó datos y sistematizó la práctica del control de registros. Ella inventó un gráfico de área polar, donde las estadísticas representadas son proporcionales al área de una tajada en un gráfico circular. Esta información que con una mejoría en los métodos de sanidad, las muertes bajaría. (en Febrero de 1855, la tasa de mortalidad era del 42.7% de los casos tratados).
Los oficiales militares y los doctores objetaron las visiones de Nightingale sobre reformas en los hospitales militares. Ellos interpretaron sus comentarios como un ataque a ellos y la hicieron sentirse fuera de lugar.
Nightingale recibió muy poca ayuda de los militares, hasta que uso sus contactos con el Times, para recortar la información. Entonces se le encomendó a Nightingale la tarea de organizar las barrancas del hospital después de la batalla de inkerman y al mejorar las condiciones de sanidad, logró reducir la proporción de muerte de sus pacientes.
Su recomendación a estudiantes de enfermería (1873):
La enfermería es un llamado superior, un llamado honorable… el honor radica en el amor por la perfección, la consistencia, y en el trabajo duro para conseguirla.
Años más tarde, en el Engliswoman Review (1986), escribió:
Pero debo decir a todas las damas jóvenes que son llamadas a esta vocación, que deben calificarse para ello como lo hace un hombre para su trabajo. Que no crean que lo puedan asumir de otra manera.
En 1856 Florence Nightingale regresó a Inglaterra como una heroína nacional. Y decidió empezar una campaña para mejorar la calidad de la enfermería en los hospitales militares. Su evidencia en la comisión de Sanidad de 1857 eventualmente resultó en la formación de una universidad médica militar.
Para dispersar sus opiniones sobre la reforma, Nightingale publicó dos libros, Notas de Hospital (1859) y Notas de Enfermería (1859). Con el apoyo de amigos adinerados y The Times, Nightingale puedo reunir 59,000 para mejorar la calidad de la enfermería. En 1860 y utilizó este dinero para fundar la Escuela y Casa para Enfermeras Nightingale en el Hospital St. Thomas. Ella también se involucró en el entrenamiento de enfermeras que trabajaban en “casas de trabajo”, como resultado de una ley en protección de los pobres, de 1834.
La segunda mitad del siglo XIX comenzó con la revolucionaria propuesta de Florence Nightingale, pionera en la estadística social, quién hizo amplio uso de gráficos y diagramas para analizar el cuidado médico en la Inglaterra del siglo XIX.
En 1858 con su diagrama de área polar, demuestra con un simple gráfico que las causas de la mortalidad en los hospitales británicos durante la guerra de Crimen, era muy superior a la de los hospitales de Inglaterra logrando con esto resumir un reporte de más de 800 páginas.
Nightingale tenía fuertes opiniones sobre los derechos de las mujeres. En su libro Sugerencia para pensar para los buscadores de las verdades religiosas (1859) ella argumentó fuertemente para que se eliminaran las restricciones que prevenían a las mujeres de tener carreras.
Como contradicción, otras mujeres fuertes se sintieron, tenían dudas al principio de esta campaña y argumentaba que era más importante tener mejores desanimadas por la falta de apoyo de Nightingale hacia las mujeres doctoras. Nightingale enfermera que mujeres doctores.
Posteriormente en su vida, Nightingale sufrió de mala de salud y en 189 5se volvió ciega, luego perdió otras facultades, lo cual significó que tuvo que recibir cuidado tiempo completo. A pesar de estar completamente inválida, vivió otros 15 años, antes de su muerte en 1910.
LILLIAM WALD. (1867-1940)
Nace en el año 1867 y fue una de las líderes del movimiento de las viviendas comunitarias quien llego a ser muy influyente y trascendental de las reformas urbanas.
Era idealista practico que trabajo para crear a una sociedad mas justas meta era asegurarse de que las mujeres y los niños, los inmigrantes y los pobres, los inmigrantes y los pobres, y los miembros de todos los grupos étnicos y religiosos realizaran la promesa de América de la ‘’vida, de la libertad y de la brusquedad de la felicidad’’.
Como enfermera joven, Wald esperaba proporcionar cuidado médico decente a los residentes de viviendas más bajas del lado del este de Nueva York.
Su trabajo como el fundador del establecimiento de la calle del Henrio y el visitar cuidan servicio demostraron sus talentos administrativos masterful, respeto profundo para la humanidad y habilidad en la movilización de fondos y la publicación.
Defendiendo las causas del oficio de enfermera de la salud pública, de la reforma de la cubierta, del sufragio, de la paz del mundo, y de las derechas de mujeres, de niños, de inmigrantes y de la gente del funcionamiento, Wald sintió bien a un líder influyente en ciudad, lo indica, y política nacional. Sus esfuerzos incansables de ligar la salud de niños a la salud de naciones le hicieron un modelo del logro, de cuidar, y de integridad a través de su curso de la vida. Aunque Wald alcanzó el reconocimiento internacional, sus esfuerzos fueron puestos a tierra siempre en la creencia que el mundo era simplemente una versión ampliada de la vecindad cultural diversa.
Wald se consideraba como el paladín de los pobres suscitándoles a sus hogares. Entendía las reformas radicales que se necesitaba para altificar estas pobrezas y trataba de convencer a los funcionarios y vieron que ellos tenían la responsabilidad de remediar la pobreza.
LUISA DE MARILLAC.
Nació en París el 12 de agosto de 1591, Hija de Louis de Marillac, señor de Ferrieres. Perdió a su madre desde temprana edad, pero tuvo una buena educación, gracias, en parte, a los monjes de Poissy, a cuyos cuidados fue confiada por un tiempo, y en parte, a la instrucción personal de su propio padre, que murió cuando ella tenía poco más de quince años. Luisa había deseado hacerse hermana capuchina, pero el que entonces era su confesor, capuchino él mismo, la disuadió de ello a causa de su endeble salud.
Finalmente se le encontró un esposo digno: Antonio Le Gras, hombre que parecía destinado a una distinguida carrera y que ella aceptó. Tuvieron un hijo. En el período en que Antonio estuvo gravemente enfermo, ella lo cuidó con esmero y completa dedicación. Desgraciadamente, Luisa sucumbió a la tentación de considerar esta enfermedad como un castigo por no haber mostrado su agradecimiento a Dios, que la colmaba de bendiciones, y estas angustias de conciencia fueron motivos de largos períodos de dudas y aridez espiritual.
Tuvo, sin embargo, la buena fortuna de conocer a San Francisco de Sales, quien pasó algunos meses en París, durante el año 1619. De él recibió la dirección más sabia y comprensiva. Pero París no era el lugar del santo.
Un poco antes de la muerte de su esposo, Luisa hizo voto de no contraer matrimonio de nuevo y dedicarse totalmente al servicio de Dios. Después, tuvo una extraña visión espiritual en la que sintió disipadas sus dudas y comprendió que había sido escogida para llevar a cabo una gran obra en el futuro, bajo la guía de un director a quien ella no conocía aun. Antonio Le Gras murió en 1625. Pero ya para entonces Luisa había conocido a "Monsieur Vicente", quien mostró al principio cierta renuncia en ser su confesor, pero al fin consintió. San Vicente en aquel tiempo estaba organizando sus "Conferencias de Caridad", con el objeto de remediar la espantosa miseria que existía entre la gente del campo, para ello necesitaba una buena organización y un gran numero de cooperadores. La supervisión y la dirección de alguien que infundiera absoluto respeto y que tuviera, a la vez, el tacto suficiente para ganarse los corazones y mostrarles el buen camino con su ejemplo.
A medida que fue conociendo más profundamente a "Mademoiselle Le Gras", San Vicente descubrió que tenía a la mano el preciso instrumento que necesitaba. Era una mujer decidida y valiente, dotada de clara inteligencia y una maravillosa constancia, a pesar de la debilidad de salud y, quizás lo más importante de todo, tenía la virtud de olvidarse completamente de si misma por el bien de los demás. Tan pronto como San Vicente le habló de sus propósitos, Luisa comprendió que se trataba de una obra para la gloria de Dios. Quizás nunca existió una obra religiosa tan grande o tan firme, llevada a cabo con menos sensacionalismo, que la fundación de la sociedad, que fue conocida como "Hijas de la Caridad" y que se ha ganado el respeto de los hombres de la más diversas creencias en todas partes del mundo. Solamente después de cinco años de trato personal con Mlle. Le Gras, Monsieur Vicente, que siempre tenía paciencia para esperar la oportunidad enviada por Dios, mandó a esta dama devota, en mayo de 1629, a hacer lo que podríamos llamar una visita a "La Caridad" de Montmirail. Esta fue la precursora de muchas misiones similares y, a pesar de la mala salud de la señorita, tomada muy en cuenta por San Vicente, ella no retrocedió ante las molestias y sacrificios.
En 1633, fue necesario establecer una especie de centro de entrenamiento o noviciado, en la calle que entonces se conocía como Fosses-Saint-Víctor. Ahí estaba la vieja casona que Le Gras había alquilado para sí misma después de la muerte de su esposo, donde dio hospitalidad a las primeras candidatas que fueron aceptadas para el servicio de los pobres y enfermos; cuatro sencillas personas cuyos verdaderos nombres quedaron en el anonimato. Estas, con Luisa como directora, formaron el grano de mostaza que ha crecido hasta convertirse en la organización mundialmente conocida como Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Su expansión fue rápida. Pronto se hizo evidente que convendría tener alguna regla de vida y alguna garantía de estabilidad.
Desde hacía tiempo, Luisa había querido ligarse a este servicio con voto, pero San Vicente, siempre prudente y en espera de una clara manifestación de la voluntad de Dios, había contenido su ardor. Pero en 1634, el deseo de la santa se cumplió. San Vicente tenía completa confianza en su hija espiritual y fue ella misma la que redactó una especie de regla de vida que deberían seguir los miembros de la asociación.
La sustancia de este documento forma la médula de la observancia religiosa de las Hermanas de la Caridad Aunque éste fue un gran paso hacia adelante, el reconocimiento de las Hermanas de la Caridad como un instituto de monjas, estaba todavía lejos.
En la actualidad, la blanca cofia y el hábito azul al que sus hijas han permanecidos fieles durante cerca de 300 años, llaman inmediatamente la atención en cualquier muchedumbre. Este hábito es tan sólo la copia de los trajes que antaño usaban las campesinas. San Vicente, enemigo de toda pretensión, se opuso a que sus hijas reclamaran siquiera una distinción en sus vestidos para imponer ese respeto que provoca el hábito religioso. No fue sino hasta 1642, cuando permitió a cuatro miembros de su institución hacer votos anuales de pobreza, castidad y obediencia y, solamente 13 años después, obtuvo en Roma la formal aprobación del instituto y colocó a las hermanas definitivamente bajo la dirección de la propia congregación de San Vicente. Mientras tanto, las buenas obras de las hijas de la caridad se habían multiplicado aceleradamente.
En el desarrollo de todas estas obras, Mlle. Le Gras soportaba la parte más pesada de la carga. Había dado un maravilloso ejemplo en Angers, al hacerse cargo de un hospital terriblemente descuidado. El esfuerzo había sido tan grande, que a pesar de la ayuda enorme que le prestaron sus colaboradores, sufrió una severa postración que fue diagnosticada erróneamente, como un caso de fiebre infecciosa. En París había cuidado con esmero a los afectados durante una epidemia y, a pesar de su delicada constitución, había soportado la prueba. Los frecuentes viajes, impuestos por sus obligaciones, habrían puesto a prueba la resistencia de un ser más robusto; pero ella estaba siempre a la mano cuando se la requería, llena de entusiasmo y creando a su alrededor una atmósfera de gozo y de paz. Como sabemos por sus cartas a San Vicente y a otros, solamente dos cosas le preocupaban: una era el respeto y veneración con que se le acogía en sus visitas; la otra era la ansiedad por el bienestar espiritual de su hijo Miguel.
En el año de 1660, San Vicente contaba ochenta años y estaba ya muy débil. La santa habría dado cualquier cosa por ver una vez más a su amado padre, pero este consuelo le fue negado. Sin embargo, su alma estaba en paz; el trabajo de su vida había sido maravillosamente bendecido y ella se sacrificó sin queja alguna, diciendo a las que la rodeaban que era feliz de poder ofrecer a Dios esta última privación. La preocupación de sus últimos días fue la de siempre, como lo dijo a sus abatidas hermanas: "Sed empeñosas en el servicio de los pobres... amad a los pobres, honradlos, hijas mías, y honraréis al mismo Cristo". Santa Luisa de Marillac murió el 15 de marzo de 1660; y San Vicente la siguió al cielo tan sólo seis meses después. Fue canonizada en 1934.
HILDEGARDE PEPLAU.
Fue una de las enfermeras de la era monástica la cual en el 1954 desarrollo el primer programa sin nivel de graduación para la preparación de especialidades clínicas. Se especializó en enfermería psiquiátrica.
Hildegard E. Peplau, una líder mundial en enfermería, conocida como la enfermera del siglo, murió el 17 de marzo de 1999 a la edad de 89 años, en su hogar en Sherman Oaks, California. Peplau es la única enfermera que prestó sus servicios a la Asociación de Enfermeras Americanas (ANA), como directora ejecutiva y, más tarde, como presidenta.
También fue elegida para trabajar durante dos períodos en la junta directiva del Consejo Internacional de Enfermeras (ICN).
En 1997 recibió el mayor honor en enfermería, el premio Cristiané Rumann, en el congreso cuadrienal de la ICN. Esta distinción se otorga cada cuatro años por contribuciones nacionales e internacionales sobresalientes en enfermería y cuidado de la salud. Un año antes, la Academia Americana de Enfermería le había rendido un homenaje como leyenda viviente. En 1998 la Asociación de Enfermeras Americanas la colocó en el salón de la fama de la ANA.
Por otra parte, la doctora Peplau es reconocida mundialmente como la madre de la enfermería psiquiátrica. Su trabajo teórico y clínico condujo al desarrollo de un campo distinto de especialización: enfermería psiquiátrica.
El libro inicial de Peplau Las relaciones interpersonales en enfermería fue terminado en 1948 pero su publicación se pospuso por cuatro años, porque en aquel entonces se consideró muy revolucionario que una enfermera publicara un libro sin un médico como coautor. El libro de Peplau ha sido ampliamente acreditado con la transformación de enfermería, que pasó de ser un grupo de trabajadoras expertas a ser una profesión con gran desarrollo.
Desde la publicación del trabajo de Peplau, el proceso interpersonal ha sido integrado en la educación y la práctica de enfermería en Estados Unidos y en el exterior. Por esto, la vida y el trabajo de la doctora Peplau produjeron los mayores cambios en la práctica de enfermería después de los de Florence Nigtingale.
Peplau recibió títulos de doctora honoraria en universidades como las de Alfred, Boston Collage, Colombia, Duke, Indiana, Ohio State, Rutgers y la Universidad de Ulster, en Irlanda. En 1995 fue nominada a una de las 50 Grandes de América en ¿quién es quién? por Marquis. Fue elegida miembro de la Academia Americana de Enfermería del Sigma Theta Tau y de la Sociedad Honoraria de Enfermería.
Hildegard Peplau nació el 1º de septiembre de 1909 en Reading, Pensilvana; segunda hija de los emigrantes Gustav y Ottylie Peplau, tuvo dos hermanas y tres hermanos. En su niñez presenció la devastadora epidemia de gripa en 1918; esta experiencia personal influyó enormemente su comprensión del impacto que tiene la enfermedad y la muerte sobre las familias. Inició su carrera de enfermería en Pottstoen, Pensylvania. Luego trabajó como enfermera de planta en Pensylvania y en la ciudad de Nueva York.
Un cargo en un campo de verano de la universidad de Nueva York, la llevó a que recibiera recomendación para trabajar como enfermera en el Collage Bennington en Vermont. Allá se graduó en psicología interpersonal en 1943. En Bennington, y a través de sus experiencias de campo en Chestnut Lodge (una institución psiquiátrica privada), estudió con Erich From, Frida From-Reichmann y Harry Sullivan. Peplau trabajó toda su vida tratando de enfocar y extender la teoría interpersonal de Sullivan a la práctica de enfermería.
Entre 1943 y 1945 Peplau sirvió en el grupo de enfermería de la armada y fue asignada al campo 312 del Hospital Estación en Inglaterra, donde estaba localiza la Escuela
Militar Americana de Psiquiatría. Después de la guerra, Peplau se sentó a la mesa con muchos de estos hombres, para trabajar en la reestructuración del sistema de salud mental en Estados Unidos, de allí surgió el acta de salud mental nacional de 1946. Peplau obtuvo sus títulos de master y doctorado en el Teachers Collage de la
Universidad de Colombia. También fue certificada en psicoanálisis por el Instituto William Alanson White de Nueva York. Al inicio de los años cincuenta, Peplau desarrolló y dictó las primeras clases para las estudiantes de postgrado de enfermería psiquiátrica en el Teachers Collage. Además, se desempeño como profesora de la Facultad de Enfermería de Rutgers entre 1954 y 1974. Allí creó el primer programa de postgrado con preparación de especialistas clínicas en enfermería psiquiátrica.
Fue una escritora prolífica conocida por sus presentaciones, conferencias y talleres para entrenamiento clínico Peplau luchó vigorosamente para que las enfermeras tuvieran mayor educación y así pudieran dar un verdadero cuidado terapéutico a los pacientes antes que el cuidado de guardianas, prevalente en los hospitales psiquiátricos en aquel tiempo. Durante los años 50 y 60, lideró seminarios de verano en todo Estados Unidos, en especial, en los hospitales psiquiátricos del estado. En estos seminarios enseñó los conceptos interpersonales, las técnicas de entrevista y terapia de grupo, individual y familiar.
Peplau fue consultora de la Organización Mundial de la Salud y profesora visitante en universidades de África, América Latina, Europa y Estados Unidos. Luchó fuertemente por la educación de postgrado y la investigación en enfermería. Además, fue consultora de la Superintendencia de Salud de Estados Unidos, de la Fuerza Aérea Americana, del Instituto Nacional de Salud Mental y participó en grupos gubernamentales para el diseño de políticas. Después de su retiro de la Universidad de Rutgers fue profesora visitante de la Universidad de Leuven en Bélgica entre 1975 y 1976, allí ayudó a establecer el primer programa de postgrado en enfermería en Europa.
Peplau dijo alguna vez que la prueba de una buena idea depende de tener o no el poder permanente. Su libro original de 1952 ha sido traducido a nueve idiomas y en 1989 se reeditó por la editorial MacMillan de Londres. En 1989, Springer publicó un volumen con una selección de algunos de los artículos inéditos. Las ideas de Peplau han superado la prueba del tiempo. Los archivos de su trabajo y vida se conservan en la biblioteca Schlesinger en la Universidad de Harvard.
Se han planeado homenajes por la Asociación de Enfermeras Americanas, la Asociación Americana de Enfermeras Psiquiátricas y otras organizaciones de enfermería. La familia solicita las contribuciones en su memoria a la fundación Peplau para la investigación, fundación de enfermeras americanas.
SANTA BRIGIDA.
SANTA BRIGIDA era hija de Birgerio, gobernador de Uplandia, la principal provincia de Suecia. La madre de Brígida, Ingeborg; era hija del gobernador de Gotlandia oriental. Ingeborg murió hacia 1315 y dejó varios hijos. Brígida, que tenía entonces doce años aproximadamente, fue educada por una tía suya en Aspenas. A los tres años, hablaba con perfecta claridad, como si fuese una persona mayor, y su bondad y devoción fueron tan precoces como su lenguaje. Sin embargo, la santa confesaba que de joven había sido inclinada al Orgullo y la presunción.
La Pasión: centro de su vida A los siete años tuvo una visión de la Reina de los cielos. A los diez, a raíz de un sermón sobre la Pasión de Cristo que la impresionó mucho, soñó que veía al Señor clavado en la cruz y oyó estas palabras: "Mira en qué estado estoy, hija mía." "¿Quién os ha hecho eso, Señor?", preguntó la niña. Y Cristo respondió: "Los que me desprecian y se burlan de mi amor." Esa visión dejó una huella imborrable en Brígida y, desde entonces, la Pasión del Señor se convirtió en el centro de su vida espiritual.
Matrimonio antes de cumplir catorce años, la joven contrajo matrimonio con Ulf Gudmarsson, quien era cuatro años mayor que ella. Dios les concedió veintiocho años de felicidad matrimonial. Tuvieron cuatro hijos y cuatro hijas, una de las cuales es venerada con el nombre de Santa Catalina de Suecia.
Durante algunos años, Brígida llevó la vida de la época, como una señora feudal, en las posesiones de su esposo en Ulfassa, con la diferencia de que cultivaba la amistad de los hombres sabios y virtuosos.
En la Corte Hacia el año 1335, la santa fue llamada a la corte del joven rey Magno II para ser la principal dama de honor de la reina Blanca de Namur. Pronto comprendió Brígida que sus responsabilidades en la corte no se limitaban al estricto cumplimiento de su oficio. Magno era un hombre débil que se dejaba fácilmente arrastrar al vicio; Blanca tenía buena voluntad, pero era irreflexiva y amante del lujo. La santa hizo cuanto pudo por cultivar las cualidades de la reina y por rodear a ambos soberanos de buenas influencias.
Las Visiones de La santa empezó tener por entonces las visiones que habían de hacerla famosa. Estas versaban sobre las más diversas materias, desde la necesidad de lavarse, hasta los términos del tratado de paz entre Francia e Inglaterra. "Si el rey de Inglaterra no firma la paz decía no tendrá éxito en ninguna de sus empresas y acabará por salir del reino y dejar a sus hijos en la tribulación y la angustia." Pero tales visiones no impresionaban a los cortesanos suecos, quienes solían preguntar con ironía: "¿Qué soñó Doña Brígida anoche?"
Problemas familiares y peregrinaciones. Por otra parte, la santa tenía dificultades con su propia familia. Su hija mayor se había casado con un noble muy revoltoso, a quien Brígida llamaba "el Bandolero" y, hacia 1340, murió Gudmaro, su hijo menor. Por esa pérdida la santa hizo una peregrinación al santuario de San Olaf de Noruega, en Trondhjem. A su regreso, fortalecida por las oraciones, intentó con más ahinco que nunca volver al buen camino a sus soberanos.
Como no lo lograse, les pidió permiso de ausentarse de la corte e hizo una peregrinación a Compostela con su esposo. A la vuelta del viaje, Ulf cayó gravemente enfermo en Arras y recibió los últimos sacramentos ya que la muerte parecía inminente. Pero Santa Brígida, que oraba fervorosamente por el restablecimiento de su esposo, tuvo un sueño en el que San Dionisio le reveló que no moriría. A raíz de la curación de Ulf, ambos esposos prometieron consagrarse a Dios en la vida religiosa.
Viuda, vida religiosa, aumentan las visiones. Según parece, Ulf murió en 1344 en el monasterio cisterciense de Alvastra, antes de poner por obra su propósito. Santa Brígida se quedó en Alvastra cuatro años apartada del mundo y dedicada a la penitencia. Desde entonces, abandonó los vestidos lujosos, solo usaba lino para el velo y vestía una burda túnica ceñida con una cuerda anudada. Las visiones y revelaciones se hicieron tan insistentes, que la santa se alarmó, temiendo ser víctima de ilusiones del demonio o de su propia imaginación. Pero en una visión que se repitió tres veces, se le ordenó que se pusiese bajo la dirección del maestre Matías, un canónigo muy sabio y experimentado de Linkoping, quien le declaró que sus visiones procedían de Dios. Desde entonces hasta su muerte, Santa Brígida comunicó todas sus visiones al prior de Alvastra, llamado Pedro, quien las consignó por escrito en latín. Ese período culminó con una visión en la que el Señor ordenó a la santa que fuese a la corte para amenazar al rey Magno con el juicio divino; así lo hizo Brígida, sin excluir de las amenazas a la reina y a los nobles. Magno se enmendó algún tiempo y dotó liberalmente el monasterio que la santa había fundado en Vadstena, impulsada por otra visión.
En Vadstena había sesenta religiosas. En un edificio contiguo habitaban trece sacerdotes (en honor de los doce apóstoles y de San Pablo), cuatro diáconos (que representaban a los doctores de la Iglesia) y ocho hermanos legos. En conjunto había ochenta y cinco personas. Santa Brígida redactó las constituciones; según se dice, se las dictó el Salvador en una visión. Pero ni Bonifacio IX con la bula de canonización, ni Martín V, que ratificó los privilegios de la abadía de Sión y confirmó la canonización, mencionan ese hecho y sólo hablan de la aprobación de la regla por la Santa Sede, sin hacer referencia a ninguna revelación privada.
En la fundación de Santa Brígida, lo mismo que en la orden de Fontevrault, los hombres estaban sujetos a la abadesa en lo temporal, pero en lo espiritual, las mujeres estaban sujetas al superior de los monjes. La razón de ello es que la orden había sido fundada principalmente para las mujeres y los hombres sólo eran admitidos en ella para asegurar los ministerios espirituales. Los conventos de hombres y mujeres estaban separados por una clausura inviolable; tanto unos como las otras, asistían a los oficios en la misma iglesia, pero las religiosas se hallaban en una galería superior, de suerte que ni siquiera podían verse unos a otros.
El monasterio de Vadstena fue el principal centro literario de Suecia en el siglo XV. A raíz de una visión; Santa Brígida escribió una carta muy enérgica a Clemente VI, urgiéndole a partir de Aviñón a Roma y establecer la paz entre Eduardo III de Inglaterra y Felipe IV de Francia. El Papa se negó a partir de Aviñón pero, en cambio envió a Hemming, obispo de Abo, a la corte del rey Felipe, aunque la misión no tuvo éxito.
Entre tanto, el rey Magno, que apreciaba más las oraciones que los consejos de Santa Brígida, trató de hacerla intervenir en una cruzada contra los paganos letones y estonios. Pero en realidad se trataba de una expedición de pillaje. La santa no se dejó engañar y trató de disuadir al monarca. Con ello perdió el favor de la corte, pero no le faltó el amor del pueblo, por cuyo bienestar se preocupaba sinceramente durante sus múltiples viajes por Suecia.
En Roma e Italia, había todavía en el país muchos paganos, y Sarta Brígida ilustraba con milagros la predicación de sus capellanes. En 1349, a pesar de que la "muerte negra" hacía estragos en toda Europa, Brígida decidió ir a Roma con motivo del jubileo de 1350. Acompañada de su confesor, Pedro de Skeninge y otros, se embarcó en Stralsund, en medio de las lágrimas del pueblo, que no había de volver a verla.
En efecto, la santa se estableció en Roma, donde se ocupó de los pobres de la ciudad, en la espera de la vuelta del Pontífice a la Ciudad Eterna. Asistía diariamente a misa a las cinco de la mañana, se confesaba todos los días y comulgaba varias veces por semana (según era permitido en aquella época). El brillo de su virtud contrastaba con la corrupción de costumbres que reinaba entonces en Roma: el robo y la violencia hacían estragos, el vicio era cosa normal, las iglesias estaban en ruinas y lo único que interesaba al pueblo era escapar de sus opresores. La austeridad de la santa, su devoción a los santuarios, su severidad consigo misma, su bondad con el prójimo, su entrega total al cuidado de los pobres y los enfermos, le ganaron el cariño de muchos. Santa Brígida atendía con particular esmero a sus compatriotas y cada día daba de comer a los peregrinos suecos en su casa que estaba situada en las cercanías de San Lorenzo in Damaso.
Pero su ministerio apostólico no se reducía a la práctica de las buenas obras ni a exhortar a los pobres y a los humildes. En cierta ocasión, fue al gran monasterio de Farfa para reprender al abad, "un hombre mundano que no se preocupaba absolutamente por las almas". Hay que decir que, probablemente, la reprensión de la santa no produjo efecto. Más éxito tuvo su celo por la reforma de otro convento de Bolonia. Allí se hallaba Brígida cuando fue a reunirse con ella su hija, Santa Catalina, quien se quedó a su lado y, fue su fiel colaboradora hasta el fin de su vida. Dos de las iglesias romanas más relacionadas con nuestra santa son la de San Pablo extramuros y la de San Francisco de Ripa.
En la primera se conserva todavía el bellísimo crucifijo, obra de Cavallini, ante el que Brígida acostumbraba orar y que le respondió más de una vez; en la segunda iglesia se le apareció San Francisco y le dijo: "Ven a beber conmigo en mi celda". La santa interpretó aquellas palabras como una invitación para ir a Asís. Visitó la ciudad y de allí partió en peregrinación por los principales santuarios de Italia, durante dos años.
Profecías y revelaciones las profecías y revelaciones Santa Brígida se referían a las cuestiones mas candentes de su época. Predijo, por ejemplo, que el Papa y el emperador se reunirían amistosamente en Roma. Al poco tiempo así lo hicieron (El Papa Beato Urbano V y Carlos IV, en 1368). La profecía de que los partidos en que estaba dividida la Ciudad Eterna recibirían el castigo que merecían por sus crímenes, disminuyeron un tanto la popularidad de la santa y aun le atrajeron persecuciones. Brígida fue arrojada de su casa y tuvo que ir con su hija a pedir limosna al convento de las Clarisas. Por otra parte, ni siquiera el Papa escapaba a sus severas admoniciones proféticas.
El gozo que experimentó la santa con la llegada de Urbano a Roma fue de corta duración, pues el Pontífice se retiró poco después a Viterbo, luego a Montesfiascone y aun se rumoró que se disponía a volver a Aviñón.
Al regresar de una peregrinación, a Amalfi, Brígida tuvo una visión en la que Nuestro Señor la envió a avisar al Papa que se acercaba la hora de su muerte, a fin de que diese su aprobación a la regla del convento de Vadstena. Brígida había ya sometido la regla a la aprobación de Urbano V, en Roma, pero el Pontífice no había dado respuesta alguna.
Así pues, se dirigió a Montefiascone montada en su mula blanca. Urbano aprobó, en general, la fundación y la regla de Santa Brígida, que completó con la regla de San Agustín. Cuatro meses más tarde, murió el Pontífice. Santa Brígida escribió tres veces a su sucesor, Gregorio XI, que estaba en Aviñón, conminándole a trasladase a Roma. Así lo hizo el Pontífice cuatro años después de la muerte de la santa.
En 1371, a raíz de otra visión, Santa Brígida emprendió una peregrinación a los Santos Lugares, acompañada de su hija Catalina, de sus hijos Carlos y Bingerio, de Alfonso de Vadaterra y otros personajes. Ese fue el último de sus viajes.
La expedición comenzó mal, ya que en Nápoles, Carlos se enamoró de la reina Juana I, cuya reputación era muy dudosa. Aunque la esposa de Carlos vivía aún en Suecia y el marido de Juana estaba en España; ésta quería contraer matrimonio con él y la perspectiva no desagradaba a Carlos. Su madre, horrorizada ante tal posibilidad, intensificó sus oraciones.
Dios resolvió la dificultad del modo más inesperado y trágico, pues Carlos enfermó de una fiebre maligna y murió dos semanas después en brazos de su madre. Santa Brígida prosiguió su viaje a Palestina embargada por la más profunda pena. En Jaffa estuvo a punto de perecer ahogada durante un naufragio Sin embargo durante, la accidentada peregrinación la santa disfrutó de grandes consolaciones espirituales y de visiones sobre la vida del Señor.
A su vuelta de Tierra Santa, en el otoño de 1372, se detuvo en Chipre, donde clamó contra la corrupción de la familia real y de los habitantes de Famagusta quienes se habían burlado de ella cuando se dirigía a Palestina.
Después pasó a Nápoles, donde el clero de la ciudad leyó desde el púlpito las profecías de Santa Brígida, aunque no produjeron mayor efecto entre el pueblo.
La comitiva llegó a Roma en marzo de 1373. Brígida, que estaba enferma desde hacía algún tiempo, empezó a debilitarse rápidamente, y falleció el 23 de julio de ese año, después de recibir los últimos sacramentos de manos de su fiel amigo, el Padre Pedro de Alvastra. Tenía entonces setenta y un años.
Su cuerpo fue sepultado provisionalmente en la iglesia de San Lorenzo in Panisperna. Cuatro meses después, Santa Catalina y Pedro de Alvastra condujeron triunfalmente las reliquias a Vadstena, pasando por Dalmacia, Austria, Polonia y el puerto de Danzig.
Santa Brígida, cuyas reliquias reposan todavía en la abadía por ella fundada, fue carbonizada en 1391 y es considerada como la patrona de Suecia.
Uno de los aspectos más conocidos en la vida de Santa Brígida, es el de las múltiples visiones con que la favoreció el Señor, especialmente las que se refieren a los sufrimientos de la Pasión y a ciertos acontecimientos de su época.
Por orden del Concilio de Basilea, el Juan de Torquemada, quien fue más tarde cardenal, examinó el libro de las revelaciones de la santa y declaró que podía ser muy útil para la instrucción de los fieles; pero tal aprobación encontró muchos opositores. Por lo demás; la declaración de Torquemada significa únicamente que la doctrina del libro es ortodoxa y que las revelaciones no carecen de probabilidad histórica.
El Papa Benedicto XIV, entre otros, se refirió a las revelaciones de Santa Brígida en los siguientes términos: "Aunque muchas de esas revelaciones han sido aprobadas, no se les debe el asentimiento de fe divina; el crédito que merecen es puramente humano, sujeto al juicio de la prudencia, que es la que debe dictarnos el grado de probabilidad de que gozan para que crearnos píamente en ellas."
Santa Brígida, con gran sencillez de corazón, sometió siempre sus revelaciones a las autoridades eclesiásticas y, lejos de gloriarse por gozar de gracias tan extraordinarias, las aprovechó como una ocasión para manifestar su obediencia y crecer en amor y humildad. Si sus revelaciones la han hecho famosa, ello se debe en gran parte a su virtud heroica, consagrada por el juicio de la Iglesia.
Las brigidinas tienen unas lecciones de maitines tomadas de sus revelaciones sobre las glorias de María, conocidas con el nombre de "Sermo Angelicus", en recuerdo de las palabras del Señor a la santa: "Mi ángel te comunicará las lecciones que las religiosas de tus monasterios deben leer en maitines, y tú las escribirás tal como él te las dicte".
Se convirtió en una abadesa famosa en Irlandia y era respetada como educadora, consejera y experta en el arte de curación. También se conocía por haber cuidado enfermos y curado leprosos, por lo cual recibió el nombre de patrona de la consolación.
Henry Dunart, Fundador de la Sociedad “Cruz Roja”.
Hija de una familia terrateniente adinerada, de Hampshire, nació en 1820.
Su padre, William Nightingale de Embly park, un Unitario estaba involucrado en el movimiento contra la esclavitud y era un fiel creyente en que las mujeres, especialmente su hija, deberían obtener una educación. Ella y su hermana aprendieron italiano, latín, griego, historia y matemáticas de su padre y su tía, así como de otros tutores.
La madre de Florence, Fanny Nightingale, tambien provenía de una familia fielmente Unitaria. Ella era una mujer dominante que estaba primordialmente preocupada con la busqueda de un buen marido para su hija. Por ello, se molestó ante la decisión de florence de rechazar a varios proponentes de matrimonio.
Cuando florence cumplió 17 años se sintió llamada por Dios para enfrentar alguna gran causa desconocida. A los 23 años, dijo a sus padres que quería convertirse en una enfermera. Y se encontró con una sólida oposición de ellos, ya que la enfermería se asociaba con mujeres de clase trabajadora.
No fue sino hasta que el Lord Houghton casó con otra en 1851, que Florence recibió permiso para entrenarse como enfermera. Florence, entonces de 31 años, se fue a trabajar al hospital Kaiserworth en Alemanía.
En su diario, ella explicó porqué decidió no aceptar la oferta de matrimonio de Richard Moneton Milnes. Que decía:
Yo tengo una naturaleza, moral y activa que requiere satisfacción y eso no encontraría en la vida de él. Yo podría sentirme satisfecha si pasara la vida con él combinando diferentes poderes para lograr un gran objetivo.
Yo no podría satisfacer esta naturaleza pasando la vida con él, en compromisos sociales y organizando las cosas domésticas.
Dos años más tarde ella fue nombrada la directora residentes del hospital para mujeres invalidas en Harley Street, Lodón. El año siguiente Nightingale se le dio permiso de que llevara a 38 enfermeras a cuidar a los soldados británicos en la guerra. Nightingale encontró que las condiciones en el hospital militar en Scutari eran alarmantes. Los hombres eran mantenidos en cuartos sin sabanas ni comida decente. Sin lavar, ellas mantenían sus uniformes puestos, “tiesos de la suciedad”. En estas condiciones no era sorprendente que en los hospitales militares, heridas de guerra era solo la sexta razón de defunción. Enfermedades como el tifus, cólera y disentería eran las tres causas principales por las cuales la proporción de muertos era tan alta.
Durante este tiempo, Nightingale recolectó datos y sistematizó la práctica del control de registros. Ella inventó un gráfico de área polar, donde las estadísticas representadas son proporcionales al área de una tajada en un gráfico circular. Esta información que con una mejoría en los métodos de sanidad, las muertes bajaría. (en Febrero de 1855, la tasa de mortalidad era del 42.7% de los casos tratados).
Los oficiales militares y los doctores objetaron las visiones de Nightingale sobre reformas en los hospitales militares. Ellos interpretaron sus comentarios como un ataque a ellos y la hicieron sentirse fuera de lugar.
Nightingale recibió muy poca ayuda de los militares, hasta que uso sus contactos con el Times, para recortar la información. Entonces se le encomendó a Nightingale la tarea de organizar las barrancas del hospital después de la batalla de inkerman y al mejorar las condiciones de sanidad, logró reducir la proporción de muerte de sus pacientes.
Su recomendación a estudiantes de enfermería (1873):
La enfermería es un llamado superior, un llamado honorable… el honor radica en el amor por la perfección, la consistencia, y en el trabajo duro para conseguirla.
Años más tarde, en el Engliswoman Review (1986), escribió:
Pero debo decir a todas las damas jóvenes que son llamadas a esta vocación, que deben calificarse para ello como lo hace un hombre para su trabajo. Que no crean que lo puedan asumir de otra manera.
En 1856 Florence Nightingale regresó a Inglaterra como una heroína nacional. Y decidió empezar una campaña para mejorar la calidad de la enfermería en los hospitales militares. Su evidencia en la comisión de Sanidad de 1857 eventualmente resultó en la formación de una universidad médica militar.
Para dispersar sus opiniones sobre la reforma, Nightingale publicó dos libros, Notas de Hospital (1859) y Notas de Enfermería (1859). Con el apoyo de amigos adinerados y The Times, Nightingale puedo reunir 59,000 para mejorar la calidad de la enfermería. En 1860 y utilizó este dinero para fundar la Escuela y Casa para Enfermeras Nightingale en el Hospital St. Thomas. Ella también se involucró en el entrenamiento de enfermeras que trabajaban en “casas de trabajo”, como resultado de una ley en protección de los pobres, de 1834.
La segunda mitad del siglo XIX comenzó con la revolucionaria propuesta de Florence Nightingale, pionera en la estadística social, quién hizo amplio uso de gráficos y diagramas para analizar el cuidado médico en la Inglaterra del siglo XIX.
En 1858 con su diagrama de área polar, demuestra con un simple gráfico que las causas de la mortalidad en los hospitales británicos durante la guerra de Crimen, era muy superior a la de los hospitales de Inglaterra logrando con esto resumir un reporte de más de 800 páginas.
Nightingale tenía fuertes opiniones sobre los derechos de las mujeres. En su libro Sugerencia para pensar para los buscadores de las verdades religiosas (1859) ella argumentó fuertemente para que se eliminaran las restricciones que prevenían a las mujeres de tener carreras.
Como contradicción, otras mujeres fuertes se sintieron, tenían dudas al principio de esta campaña y argumentaba que era más importante tener mejores desanimadas por la falta de apoyo de Nightingale hacia las mujeres doctoras. Nightingale enfermera que mujeres doctores.
Posteriormente en su vida, Nightingale sufrió de mala de salud y en 189 5se volvió ciega, luego perdió otras facultades, lo cual significó que tuvo que recibir cuidado tiempo completo. A pesar de estar completamente inválida, vivió otros 15 años, antes de su muerte en 1910.
LILLIAM WALD. (1867-1940)
Nace en el año 1867 y fue una de las líderes del movimiento de las viviendas comunitarias quien llego a ser muy influyente y trascendental de las reformas urbanas.
Era idealista practico que trabajo para crear a una sociedad mas justas meta era asegurarse de que las mujeres y los niños, los inmigrantes y los pobres, los inmigrantes y los pobres, y los miembros de todos los grupos étnicos y religiosos realizaran la promesa de América de la ‘’vida, de la libertad y de la brusquedad de la felicidad’’.
Como enfermera joven, Wald esperaba proporcionar cuidado médico decente a los residentes de viviendas más bajas del lado del este de Nueva York.
Su trabajo como el fundador del establecimiento de la calle del Henrio y el visitar cuidan servicio demostraron sus talentos administrativos masterful, respeto profundo para la humanidad y habilidad en la movilización de fondos y la publicación.
Defendiendo las causas del oficio de enfermera de la salud pública, de la reforma de la cubierta, del sufragio, de la paz del mundo, y de las derechas de mujeres, de niños, de inmigrantes y de la gente del funcionamiento, Wald sintió bien a un líder influyente en ciudad, lo indica, y política nacional. Sus esfuerzos incansables de ligar la salud de niños a la salud de naciones le hicieron un modelo del logro, de cuidar, y de integridad a través de su curso de la vida. Aunque Wald alcanzó el reconocimiento internacional, sus esfuerzos fueron puestos a tierra siempre en la creencia que el mundo era simplemente una versión ampliada de la vecindad cultural diversa.
Wald se consideraba como el paladín de los pobres suscitándoles a sus hogares. Entendía las reformas radicales que se necesitaba para altificar estas pobrezas y trataba de convencer a los funcionarios y vieron que ellos tenían la responsabilidad de remediar la pobreza.
LUISA DE MARILLAC.
Nació en París el 12 de agosto de 1591, Hija de Louis de Marillac, señor de Ferrieres. Perdió a su madre desde temprana edad, pero tuvo una buena educación, gracias, en parte, a los monjes de Poissy, a cuyos cuidados fue confiada por un tiempo, y en parte, a la instrucción personal de su propio padre, que murió cuando ella tenía poco más de quince años. Luisa había deseado hacerse hermana capuchina, pero el que entonces era su confesor, capuchino él mismo, la disuadió de ello a causa de su endeble salud.
Finalmente se le encontró un esposo digno: Antonio Le Gras, hombre que parecía destinado a una distinguida carrera y que ella aceptó. Tuvieron un hijo. En el período en que Antonio estuvo gravemente enfermo, ella lo cuidó con esmero y completa dedicación. Desgraciadamente, Luisa sucumbió a la tentación de considerar esta enfermedad como un castigo por no haber mostrado su agradecimiento a Dios, que la colmaba de bendiciones, y estas angustias de conciencia fueron motivos de largos períodos de dudas y aridez espiritual.
Tuvo, sin embargo, la buena fortuna de conocer a San Francisco de Sales, quien pasó algunos meses en París, durante el año 1619. De él recibió la dirección más sabia y comprensiva. Pero París no era el lugar del santo.
Un poco antes de la muerte de su esposo, Luisa hizo voto de no contraer matrimonio de nuevo y dedicarse totalmente al servicio de Dios. Después, tuvo una extraña visión espiritual en la que sintió disipadas sus dudas y comprendió que había sido escogida para llevar a cabo una gran obra en el futuro, bajo la guía de un director a quien ella no conocía aun. Antonio Le Gras murió en 1625. Pero ya para entonces Luisa había conocido a "Monsieur Vicente", quien mostró al principio cierta renuncia en ser su confesor, pero al fin consintió. San Vicente en aquel tiempo estaba organizando sus "Conferencias de Caridad", con el objeto de remediar la espantosa miseria que existía entre la gente del campo, para ello necesitaba una buena organización y un gran numero de cooperadores. La supervisión y la dirección de alguien que infundiera absoluto respeto y que tuviera, a la vez, el tacto suficiente para ganarse los corazones y mostrarles el buen camino con su ejemplo.
A medida que fue conociendo más profundamente a "Mademoiselle Le Gras", San Vicente descubrió que tenía a la mano el preciso instrumento que necesitaba. Era una mujer decidida y valiente, dotada de clara inteligencia y una maravillosa constancia, a pesar de la debilidad de salud y, quizás lo más importante de todo, tenía la virtud de olvidarse completamente de si misma por el bien de los demás. Tan pronto como San Vicente le habló de sus propósitos, Luisa comprendió que se trataba de una obra para la gloria de Dios. Quizás nunca existió una obra religiosa tan grande o tan firme, llevada a cabo con menos sensacionalismo, que la fundación de la sociedad, que fue conocida como "Hijas de la Caridad" y que se ha ganado el respeto de los hombres de la más diversas creencias en todas partes del mundo. Solamente después de cinco años de trato personal con Mlle. Le Gras, Monsieur Vicente, que siempre tenía paciencia para esperar la oportunidad enviada por Dios, mandó a esta dama devota, en mayo de 1629, a hacer lo que podríamos llamar una visita a "La Caridad" de Montmirail. Esta fue la precursora de muchas misiones similares y, a pesar de la mala salud de la señorita, tomada muy en cuenta por San Vicente, ella no retrocedió ante las molestias y sacrificios.
En 1633, fue necesario establecer una especie de centro de entrenamiento o noviciado, en la calle que entonces se conocía como Fosses-Saint-Víctor. Ahí estaba la vieja casona que Le Gras había alquilado para sí misma después de la muerte de su esposo, donde dio hospitalidad a las primeras candidatas que fueron aceptadas para el servicio de los pobres y enfermos; cuatro sencillas personas cuyos verdaderos nombres quedaron en el anonimato. Estas, con Luisa como directora, formaron el grano de mostaza que ha crecido hasta convertirse en la organización mundialmente conocida como Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Su expansión fue rápida. Pronto se hizo evidente que convendría tener alguna regla de vida y alguna garantía de estabilidad.
Desde hacía tiempo, Luisa había querido ligarse a este servicio con voto, pero San Vicente, siempre prudente y en espera de una clara manifestación de la voluntad de Dios, había contenido su ardor. Pero en 1634, el deseo de la santa se cumplió. San Vicente tenía completa confianza en su hija espiritual y fue ella misma la que redactó una especie de regla de vida que deberían seguir los miembros de la asociación.
La sustancia de este documento forma la médula de la observancia religiosa de las Hermanas de la Caridad Aunque éste fue un gran paso hacia adelante, el reconocimiento de las Hermanas de la Caridad como un instituto de monjas, estaba todavía lejos.
En la actualidad, la blanca cofia y el hábito azul al que sus hijas han permanecidos fieles durante cerca de 300 años, llaman inmediatamente la atención en cualquier muchedumbre. Este hábito es tan sólo la copia de los trajes que antaño usaban las campesinas. San Vicente, enemigo de toda pretensión, se opuso a que sus hijas reclamaran siquiera una distinción en sus vestidos para imponer ese respeto que provoca el hábito religioso. No fue sino hasta 1642, cuando permitió a cuatro miembros de su institución hacer votos anuales de pobreza, castidad y obediencia y, solamente 13 años después, obtuvo en Roma la formal aprobación del instituto y colocó a las hermanas definitivamente bajo la dirección de la propia congregación de San Vicente. Mientras tanto, las buenas obras de las hijas de la caridad se habían multiplicado aceleradamente.
En el desarrollo de todas estas obras, Mlle. Le Gras soportaba la parte más pesada de la carga. Había dado un maravilloso ejemplo en Angers, al hacerse cargo de un hospital terriblemente descuidado. El esfuerzo había sido tan grande, que a pesar de la ayuda enorme que le prestaron sus colaboradores, sufrió una severa postración que fue diagnosticada erróneamente, como un caso de fiebre infecciosa. En París había cuidado con esmero a los afectados durante una epidemia y, a pesar de su delicada constitución, había soportado la prueba. Los frecuentes viajes, impuestos por sus obligaciones, habrían puesto a prueba la resistencia de un ser más robusto; pero ella estaba siempre a la mano cuando se la requería, llena de entusiasmo y creando a su alrededor una atmósfera de gozo y de paz. Como sabemos por sus cartas a San Vicente y a otros, solamente dos cosas le preocupaban: una era el respeto y veneración con que se le acogía en sus visitas; la otra era la ansiedad por el bienestar espiritual de su hijo Miguel.
En el año de 1660, San Vicente contaba ochenta años y estaba ya muy débil. La santa habría dado cualquier cosa por ver una vez más a su amado padre, pero este consuelo le fue negado. Sin embargo, su alma estaba en paz; el trabajo de su vida había sido maravillosamente bendecido y ella se sacrificó sin queja alguna, diciendo a las que la rodeaban que era feliz de poder ofrecer a Dios esta última privación. La preocupación de sus últimos días fue la de siempre, como lo dijo a sus abatidas hermanas: "Sed empeñosas en el servicio de los pobres... amad a los pobres, honradlos, hijas mías, y honraréis al mismo Cristo". Santa Luisa de Marillac murió el 15 de marzo de 1660; y San Vicente la siguió al cielo tan sólo seis meses después. Fue canonizada en 1934.
HILDEGARDE PEPLAU.
Fue una de las enfermeras de la era monástica la cual en el 1954 desarrollo el primer programa sin nivel de graduación para la preparación de especialidades clínicas. Se especializó en enfermería psiquiátrica.
Hildegard E. Peplau, una líder mundial en enfermería, conocida como la enfermera del siglo, murió el 17 de marzo de 1999 a la edad de 89 años, en su hogar en Sherman Oaks, California. Peplau es la única enfermera que prestó sus servicios a la Asociación de Enfermeras Americanas (ANA), como directora ejecutiva y, más tarde, como presidenta.
También fue elegida para trabajar durante dos períodos en la junta directiva del Consejo Internacional de Enfermeras (ICN).
En 1997 recibió el mayor honor en enfermería, el premio Cristiané Rumann, en el congreso cuadrienal de la ICN. Esta distinción se otorga cada cuatro años por contribuciones nacionales e internacionales sobresalientes en enfermería y cuidado de la salud. Un año antes, la Academia Americana de Enfermería le había rendido un homenaje como leyenda viviente. En 1998 la Asociación de Enfermeras Americanas la colocó en el salón de la fama de la ANA.
Por otra parte, la doctora Peplau es reconocida mundialmente como la madre de la enfermería psiquiátrica. Su trabajo teórico y clínico condujo al desarrollo de un campo distinto de especialización: enfermería psiquiátrica.
El libro inicial de Peplau Las relaciones interpersonales en enfermería fue terminado en 1948 pero su publicación se pospuso por cuatro años, porque en aquel entonces se consideró muy revolucionario que una enfermera publicara un libro sin un médico como coautor. El libro de Peplau ha sido ampliamente acreditado con la transformación de enfermería, que pasó de ser un grupo de trabajadoras expertas a ser una profesión con gran desarrollo.
Desde la publicación del trabajo de Peplau, el proceso interpersonal ha sido integrado en la educación y la práctica de enfermería en Estados Unidos y en el exterior. Por esto, la vida y el trabajo de la doctora Peplau produjeron los mayores cambios en la práctica de enfermería después de los de Florence Nigtingale.
Peplau recibió títulos de doctora honoraria en universidades como las de Alfred, Boston Collage, Colombia, Duke, Indiana, Ohio State, Rutgers y la Universidad de Ulster, en Irlanda. En 1995 fue nominada a una de las 50 Grandes de América en ¿quién es quién? por Marquis. Fue elegida miembro de la Academia Americana de Enfermería del Sigma Theta Tau y de la Sociedad Honoraria de Enfermería.
Hildegard Peplau nació el 1º de septiembre de 1909 en Reading, Pensilvana; segunda hija de los emigrantes Gustav y Ottylie Peplau, tuvo dos hermanas y tres hermanos. En su niñez presenció la devastadora epidemia de gripa en 1918; esta experiencia personal influyó enormemente su comprensión del impacto que tiene la enfermedad y la muerte sobre las familias. Inició su carrera de enfermería en Pottstoen, Pensylvania. Luego trabajó como enfermera de planta en Pensylvania y en la ciudad de Nueva York.
Un cargo en un campo de verano de la universidad de Nueva York, la llevó a que recibiera recomendación para trabajar como enfermera en el Collage Bennington en Vermont. Allá se graduó en psicología interpersonal en 1943. En Bennington, y a través de sus experiencias de campo en Chestnut Lodge (una institución psiquiátrica privada), estudió con Erich From, Frida From-Reichmann y Harry Sullivan. Peplau trabajó toda su vida tratando de enfocar y extender la teoría interpersonal de Sullivan a la práctica de enfermería.
Entre 1943 y 1945 Peplau sirvió en el grupo de enfermería de la armada y fue asignada al campo 312 del Hospital Estación en Inglaterra, donde estaba localiza la Escuela
Militar Americana de Psiquiatría. Después de la guerra, Peplau se sentó a la mesa con muchos de estos hombres, para trabajar en la reestructuración del sistema de salud mental en Estados Unidos, de allí surgió el acta de salud mental nacional de 1946. Peplau obtuvo sus títulos de master y doctorado en el Teachers Collage de la
Universidad de Colombia. También fue certificada en psicoanálisis por el Instituto William Alanson White de Nueva York. Al inicio de los años cincuenta, Peplau desarrolló y dictó las primeras clases para las estudiantes de postgrado de enfermería psiquiátrica en el Teachers Collage. Además, se desempeño como profesora de la Facultad de Enfermería de Rutgers entre 1954 y 1974. Allí creó el primer programa de postgrado con preparación de especialistas clínicas en enfermería psiquiátrica.
Fue una escritora prolífica conocida por sus presentaciones, conferencias y talleres para entrenamiento clínico Peplau luchó vigorosamente para que las enfermeras tuvieran mayor educación y así pudieran dar un verdadero cuidado terapéutico a los pacientes antes que el cuidado de guardianas, prevalente en los hospitales psiquiátricos en aquel tiempo. Durante los años 50 y 60, lideró seminarios de verano en todo Estados Unidos, en especial, en los hospitales psiquiátricos del estado. En estos seminarios enseñó los conceptos interpersonales, las técnicas de entrevista y terapia de grupo, individual y familiar.
Peplau fue consultora de la Organización Mundial de la Salud y profesora visitante en universidades de África, América Latina, Europa y Estados Unidos. Luchó fuertemente por la educación de postgrado y la investigación en enfermería. Además, fue consultora de la Superintendencia de Salud de Estados Unidos, de la Fuerza Aérea Americana, del Instituto Nacional de Salud Mental y participó en grupos gubernamentales para el diseño de políticas. Después de su retiro de la Universidad de Rutgers fue profesora visitante de la Universidad de Leuven en Bélgica entre 1975 y 1976, allí ayudó a establecer el primer programa de postgrado en enfermería en Europa.
Peplau dijo alguna vez que la prueba de una buena idea depende de tener o no el poder permanente. Su libro original de 1952 ha sido traducido a nueve idiomas y en 1989 se reeditó por la editorial MacMillan de Londres. En 1989, Springer publicó un volumen con una selección de algunos de los artículos inéditos. Las ideas de Peplau han superado la prueba del tiempo. Los archivos de su trabajo y vida se conservan en la biblioteca Schlesinger en la Universidad de Harvard.
Se han planeado homenajes por la Asociación de Enfermeras Americanas, la Asociación Americana de Enfermeras Psiquiátricas y otras organizaciones de enfermería. La familia solicita las contribuciones en su memoria a la fundación Peplau para la investigación, fundación de enfermeras americanas.
SANTA BRIGIDA.
SANTA BRIGIDA era hija de Birgerio, gobernador de Uplandia, la principal provincia de Suecia. La madre de Brígida, Ingeborg; era hija del gobernador de Gotlandia oriental. Ingeborg murió hacia 1315 y dejó varios hijos. Brígida, que tenía entonces doce años aproximadamente, fue educada por una tía suya en Aspenas. A los tres años, hablaba con perfecta claridad, como si fuese una persona mayor, y su bondad y devoción fueron tan precoces como su lenguaje. Sin embargo, la santa confesaba que de joven había sido inclinada al Orgullo y la presunción.
La Pasión: centro de su vida A los siete años tuvo una visión de la Reina de los cielos. A los diez, a raíz de un sermón sobre la Pasión de Cristo que la impresionó mucho, soñó que veía al Señor clavado en la cruz y oyó estas palabras: "Mira en qué estado estoy, hija mía." "¿Quién os ha hecho eso, Señor?", preguntó la niña. Y Cristo respondió: "Los que me desprecian y se burlan de mi amor." Esa visión dejó una huella imborrable en Brígida y, desde entonces, la Pasión del Señor se convirtió en el centro de su vida espiritual.
Matrimonio antes de cumplir catorce años, la joven contrajo matrimonio con Ulf Gudmarsson, quien era cuatro años mayor que ella. Dios les concedió veintiocho años de felicidad matrimonial. Tuvieron cuatro hijos y cuatro hijas, una de las cuales es venerada con el nombre de Santa Catalina de Suecia.
Durante algunos años, Brígida llevó la vida de la época, como una señora feudal, en las posesiones de su esposo en Ulfassa, con la diferencia de que cultivaba la amistad de los hombres sabios y virtuosos.
En la Corte Hacia el año 1335, la santa fue llamada a la corte del joven rey Magno II para ser la principal dama de honor de la reina Blanca de Namur. Pronto comprendió Brígida que sus responsabilidades en la corte no se limitaban al estricto cumplimiento de su oficio. Magno era un hombre débil que se dejaba fácilmente arrastrar al vicio; Blanca tenía buena voluntad, pero era irreflexiva y amante del lujo. La santa hizo cuanto pudo por cultivar las cualidades de la reina y por rodear a ambos soberanos de buenas influencias.
Las Visiones de La santa empezó tener por entonces las visiones que habían de hacerla famosa. Estas versaban sobre las más diversas materias, desde la necesidad de lavarse, hasta los términos del tratado de paz entre Francia e Inglaterra. "Si el rey de Inglaterra no firma la paz decía no tendrá éxito en ninguna de sus empresas y acabará por salir del reino y dejar a sus hijos en la tribulación y la angustia." Pero tales visiones no impresionaban a los cortesanos suecos, quienes solían preguntar con ironía: "¿Qué soñó Doña Brígida anoche?"
Problemas familiares y peregrinaciones. Por otra parte, la santa tenía dificultades con su propia familia. Su hija mayor se había casado con un noble muy revoltoso, a quien Brígida llamaba "el Bandolero" y, hacia 1340, murió Gudmaro, su hijo menor. Por esa pérdida la santa hizo una peregrinación al santuario de San Olaf de Noruega, en Trondhjem. A su regreso, fortalecida por las oraciones, intentó con más ahinco que nunca volver al buen camino a sus soberanos.
Como no lo lograse, les pidió permiso de ausentarse de la corte e hizo una peregrinación a Compostela con su esposo. A la vuelta del viaje, Ulf cayó gravemente enfermo en Arras y recibió los últimos sacramentos ya que la muerte parecía inminente. Pero Santa Brígida, que oraba fervorosamente por el restablecimiento de su esposo, tuvo un sueño en el que San Dionisio le reveló que no moriría. A raíz de la curación de Ulf, ambos esposos prometieron consagrarse a Dios en la vida religiosa.
Viuda, vida religiosa, aumentan las visiones. Según parece, Ulf murió en 1344 en el monasterio cisterciense de Alvastra, antes de poner por obra su propósito. Santa Brígida se quedó en Alvastra cuatro años apartada del mundo y dedicada a la penitencia. Desde entonces, abandonó los vestidos lujosos, solo usaba lino para el velo y vestía una burda túnica ceñida con una cuerda anudada. Las visiones y revelaciones se hicieron tan insistentes, que la santa se alarmó, temiendo ser víctima de ilusiones del demonio o de su propia imaginación. Pero en una visión que se repitió tres veces, se le ordenó que se pusiese bajo la dirección del maestre Matías, un canónigo muy sabio y experimentado de Linkoping, quien le declaró que sus visiones procedían de Dios. Desde entonces hasta su muerte, Santa Brígida comunicó todas sus visiones al prior de Alvastra, llamado Pedro, quien las consignó por escrito en latín. Ese período culminó con una visión en la que el Señor ordenó a la santa que fuese a la corte para amenazar al rey Magno con el juicio divino; así lo hizo Brígida, sin excluir de las amenazas a la reina y a los nobles. Magno se enmendó algún tiempo y dotó liberalmente el monasterio que la santa había fundado en Vadstena, impulsada por otra visión.
En Vadstena había sesenta religiosas. En un edificio contiguo habitaban trece sacerdotes (en honor de los doce apóstoles y de San Pablo), cuatro diáconos (que representaban a los doctores de la Iglesia) y ocho hermanos legos. En conjunto había ochenta y cinco personas. Santa Brígida redactó las constituciones; según se dice, se las dictó el Salvador en una visión. Pero ni Bonifacio IX con la bula de canonización, ni Martín V, que ratificó los privilegios de la abadía de Sión y confirmó la canonización, mencionan ese hecho y sólo hablan de la aprobación de la regla por la Santa Sede, sin hacer referencia a ninguna revelación privada.
En la fundación de Santa Brígida, lo mismo que en la orden de Fontevrault, los hombres estaban sujetos a la abadesa en lo temporal, pero en lo espiritual, las mujeres estaban sujetas al superior de los monjes. La razón de ello es que la orden había sido fundada principalmente para las mujeres y los hombres sólo eran admitidos en ella para asegurar los ministerios espirituales. Los conventos de hombres y mujeres estaban separados por una clausura inviolable; tanto unos como las otras, asistían a los oficios en la misma iglesia, pero las religiosas se hallaban en una galería superior, de suerte que ni siquiera podían verse unos a otros.
El monasterio de Vadstena fue el principal centro literario de Suecia en el siglo XV. A raíz de una visión; Santa Brígida escribió una carta muy enérgica a Clemente VI, urgiéndole a partir de Aviñón a Roma y establecer la paz entre Eduardo III de Inglaterra y Felipe IV de Francia. El Papa se negó a partir de Aviñón pero, en cambio envió a Hemming, obispo de Abo, a la corte del rey Felipe, aunque la misión no tuvo éxito.
Entre tanto, el rey Magno, que apreciaba más las oraciones que los consejos de Santa Brígida, trató de hacerla intervenir en una cruzada contra los paganos letones y estonios. Pero en realidad se trataba de una expedición de pillaje. La santa no se dejó engañar y trató de disuadir al monarca. Con ello perdió el favor de la corte, pero no le faltó el amor del pueblo, por cuyo bienestar se preocupaba sinceramente durante sus múltiples viajes por Suecia.
En Roma e Italia, había todavía en el país muchos paganos, y Sarta Brígida ilustraba con milagros la predicación de sus capellanes. En 1349, a pesar de que la "muerte negra" hacía estragos en toda Europa, Brígida decidió ir a Roma con motivo del jubileo de 1350. Acompañada de su confesor, Pedro de Skeninge y otros, se embarcó en Stralsund, en medio de las lágrimas del pueblo, que no había de volver a verla.
En efecto, la santa se estableció en Roma, donde se ocupó de los pobres de la ciudad, en la espera de la vuelta del Pontífice a la Ciudad Eterna. Asistía diariamente a misa a las cinco de la mañana, se confesaba todos los días y comulgaba varias veces por semana (según era permitido en aquella época). El brillo de su virtud contrastaba con la corrupción de costumbres que reinaba entonces en Roma: el robo y la violencia hacían estragos, el vicio era cosa normal, las iglesias estaban en ruinas y lo único que interesaba al pueblo era escapar de sus opresores. La austeridad de la santa, su devoción a los santuarios, su severidad consigo misma, su bondad con el prójimo, su entrega total al cuidado de los pobres y los enfermos, le ganaron el cariño de muchos. Santa Brígida atendía con particular esmero a sus compatriotas y cada día daba de comer a los peregrinos suecos en su casa que estaba situada en las cercanías de San Lorenzo in Damaso.
Pero su ministerio apostólico no se reducía a la práctica de las buenas obras ni a exhortar a los pobres y a los humildes. En cierta ocasión, fue al gran monasterio de Farfa para reprender al abad, "un hombre mundano que no se preocupaba absolutamente por las almas". Hay que decir que, probablemente, la reprensión de la santa no produjo efecto. Más éxito tuvo su celo por la reforma de otro convento de Bolonia. Allí se hallaba Brígida cuando fue a reunirse con ella su hija, Santa Catalina, quien se quedó a su lado y, fue su fiel colaboradora hasta el fin de su vida. Dos de las iglesias romanas más relacionadas con nuestra santa son la de San Pablo extramuros y la de San Francisco de Ripa.
En la primera se conserva todavía el bellísimo crucifijo, obra de Cavallini, ante el que Brígida acostumbraba orar y que le respondió más de una vez; en la segunda iglesia se le apareció San Francisco y le dijo: "Ven a beber conmigo en mi celda". La santa interpretó aquellas palabras como una invitación para ir a Asís. Visitó la ciudad y de allí partió en peregrinación por los principales santuarios de Italia, durante dos años.
Profecías y revelaciones las profecías y revelaciones Santa Brígida se referían a las cuestiones mas candentes de su época. Predijo, por ejemplo, que el Papa y el emperador se reunirían amistosamente en Roma. Al poco tiempo así lo hicieron (El Papa Beato Urbano V y Carlos IV, en 1368). La profecía de que los partidos en que estaba dividida la Ciudad Eterna recibirían el castigo que merecían por sus crímenes, disminuyeron un tanto la popularidad de la santa y aun le atrajeron persecuciones. Brígida fue arrojada de su casa y tuvo que ir con su hija a pedir limosna al convento de las Clarisas. Por otra parte, ni siquiera el Papa escapaba a sus severas admoniciones proféticas.
El gozo que experimentó la santa con la llegada de Urbano a Roma fue de corta duración, pues el Pontífice se retiró poco después a Viterbo, luego a Montesfiascone y aun se rumoró que se disponía a volver a Aviñón.
Al regresar de una peregrinación, a Amalfi, Brígida tuvo una visión en la que Nuestro Señor la envió a avisar al Papa que se acercaba la hora de su muerte, a fin de que diese su aprobación a la regla del convento de Vadstena. Brígida había ya sometido la regla a la aprobación de Urbano V, en Roma, pero el Pontífice no había dado respuesta alguna.
Así pues, se dirigió a Montefiascone montada en su mula blanca. Urbano aprobó, en general, la fundación y la regla de Santa Brígida, que completó con la regla de San Agustín. Cuatro meses más tarde, murió el Pontífice. Santa Brígida escribió tres veces a su sucesor, Gregorio XI, que estaba en Aviñón, conminándole a trasladase a Roma. Así lo hizo el Pontífice cuatro años después de la muerte de la santa.
En 1371, a raíz de otra visión, Santa Brígida emprendió una peregrinación a los Santos Lugares, acompañada de su hija Catalina, de sus hijos Carlos y Bingerio, de Alfonso de Vadaterra y otros personajes. Ese fue el último de sus viajes.
La expedición comenzó mal, ya que en Nápoles, Carlos se enamoró de la reina Juana I, cuya reputación era muy dudosa. Aunque la esposa de Carlos vivía aún en Suecia y el marido de Juana estaba en España; ésta quería contraer matrimonio con él y la perspectiva no desagradaba a Carlos. Su madre, horrorizada ante tal posibilidad, intensificó sus oraciones.
Dios resolvió la dificultad del modo más inesperado y trágico, pues Carlos enfermó de una fiebre maligna y murió dos semanas después en brazos de su madre. Santa Brígida prosiguió su viaje a Palestina embargada por la más profunda pena. En Jaffa estuvo a punto de perecer ahogada durante un naufragio Sin embargo durante, la accidentada peregrinación la santa disfrutó de grandes consolaciones espirituales y de visiones sobre la vida del Señor.
A su vuelta de Tierra Santa, en el otoño de 1372, se detuvo en Chipre, donde clamó contra la corrupción de la familia real y de los habitantes de Famagusta quienes se habían burlado de ella cuando se dirigía a Palestina.
Después pasó a Nápoles, donde el clero de la ciudad leyó desde el púlpito las profecías de Santa Brígida, aunque no produjeron mayor efecto entre el pueblo.
La comitiva llegó a Roma en marzo de 1373. Brígida, que estaba enferma desde hacía algún tiempo, empezó a debilitarse rápidamente, y falleció el 23 de julio de ese año, después de recibir los últimos sacramentos de manos de su fiel amigo, el Padre Pedro de Alvastra. Tenía entonces setenta y un años.
Su cuerpo fue sepultado provisionalmente en la iglesia de San Lorenzo in Panisperna. Cuatro meses después, Santa Catalina y Pedro de Alvastra condujeron triunfalmente las reliquias a Vadstena, pasando por Dalmacia, Austria, Polonia y el puerto de Danzig.
Santa Brígida, cuyas reliquias reposan todavía en la abadía por ella fundada, fue carbonizada en 1391 y es considerada como la patrona de Suecia.
Uno de los aspectos más conocidos en la vida de Santa Brígida, es el de las múltiples visiones con que la favoreció el Señor, especialmente las que se refieren a los sufrimientos de la Pasión y a ciertos acontecimientos de su época.
Por orden del Concilio de Basilea, el Juan de Torquemada, quien fue más tarde cardenal, examinó el libro de las revelaciones de la santa y declaró que podía ser muy útil para la instrucción de los fieles; pero tal aprobación encontró muchos opositores. Por lo demás; la declaración de Torquemada significa únicamente que la doctrina del libro es ortodoxa y que las revelaciones no carecen de probabilidad histórica.
El Papa Benedicto XIV, entre otros, se refirió a las revelaciones de Santa Brígida en los siguientes términos: "Aunque muchas de esas revelaciones han sido aprobadas, no se les debe el asentimiento de fe divina; el crédito que merecen es puramente humano, sujeto al juicio de la prudencia, que es la que debe dictarnos el grado de probabilidad de que gozan para que crearnos píamente en ellas."
Santa Brígida, con gran sencillez de corazón, sometió siempre sus revelaciones a las autoridades eclesiásticas y, lejos de gloriarse por gozar de gracias tan extraordinarias, las aprovechó como una ocasión para manifestar su obediencia y crecer en amor y humildad. Si sus revelaciones la han hecho famosa, ello se debe en gran parte a su virtud heroica, consagrada por el juicio de la Iglesia.
Las brigidinas tienen unas lecciones de maitines tomadas de sus revelaciones sobre las glorias de María, conocidas con el nombre de "Sermo Angelicus", en recuerdo de las palabras del Señor a la santa: "Mi ángel te comunicará las lecciones que las religiosas de tus monasterios deben leer en maitines, y tú las escribirás tal como él te las dicte".
Se convirtió en una abadesa famosa en Irlandia y era respetada como educadora, consejera y experta en el arte de curación. También se conocía por haber cuidado enfermos y curado leprosos, por lo cual recibió el nombre de patrona de la consolación.
Henry Dunart, Fundador de la Sociedad “Cruz Roja”.
Fue un joven franco suizo, nació en el año
1828 en Ginebra a la edad de 31 años fue a Lombardia donde desde una montaña fue
testigo de la muerte de 40,000 hombres en la batalla de solferino, las misma fue
debida, según él, a la falta de atención, las que a la gravedad de las heridas.
Con el deseo de ayudarlos, reunió a un grupo de mujeres de pueblos vecinos. Con
los que pudo aliviar los padecimientos de los heridos manteniendo como lema de
no hacer distinciones entre amigos o enemigos.
En 1862 retorno a Ginebra donde escribió un folleto contra la guerra y sus horribles realidades. En él pregunta si no es posible fundar y organizar un sociedad permanente de voluntarios en todos los piases civilizados los que rindan un servicio a toso los heridos en tiempo de guerra su distinción de nacional ideal, su pregunta es la base del moderno sistema de la “Cruz Roja”.
El folleto escrito por Dunart fue leído por todos los países del mundo civilizado y como consecuencia se nombra una sociedad de utilidad pública para estudiar la compuesta por cincos miembros de la cual fue presidente Dunart. Este comité extendió una invitación a varios países de Europa para discutir las posibilidades y el 4 de octubre de 1863 se lleva a cabo una conferencia a la que asistieron delegados de 14 países europeos y 7 sociedades filantrópicas, aquí se acordó desarrollar un sistema de auxilios voluntarios de guerra, hoy se conoce con el nombre de “Cruz Roja” la bandera con los colores invertidos.
Del 8 al 22 de agosto de 1864 se celebró en Ginebra una conferencia para firmar el tratado internacional de la “Cruz Roja”, al mismo asistieron 13 países Europeos y Estados Unidos, los delegados firmaron a nombre de sus países.
En 1862 retorno a Ginebra donde escribió un folleto contra la guerra y sus horribles realidades. En él pregunta si no es posible fundar y organizar un sociedad permanente de voluntarios en todos los piases civilizados los que rindan un servicio a toso los heridos en tiempo de guerra su distinción de nacional ideal, su pregunta es la base del moderno sistema de la “Cruz Roja”.
El folleto escrito por Dunart fue leído por todos los países del mundo civilizado y como consecuencia se nombra una sociedad de utilidad pública para estudiar la compuesta por cincos miembros de la cual fue presidente Dunart. Este comité extendió una invitación a varios países de Europa para discutir las posibilidades y el 4 de octubre de 1863 se lleva a cabo una conferencia a la que asistieron delegados de 14 países europeos y 7 sociedades filantrópicas, aquí se acordó desarrollar un sistema de auxilios voluntarios de guerra, hoy se conoce con el nombre de “Cruz Roja” la bandera con los colores invertidos.
Del 8 al 22 de agosto de 1864 se celebró en Ginebra una conferencia para firmar el tratado internacional de la “Cruz Roja”, al mismo asistieron 13 países Europeos y Estados Unidos, los delegados firmaron a nombre de sus países.
Francisco Vicente de Paul
Hacia 1600 el Padre Francisco Vicente de Paúl que trabajaba por el alivio de los pobres comenzó a mejorar las condiciones sociales, de enseñanza manual y los principios fundamentales de salud se le llamo el padre de la Asistencia Social.
En 1644 se fundó en Montreal el “Hospital Hotel Dieu” el cual estuvo dirigido por Mademoiselle Jeanne Monge, esta no era monja aunque tenia grandes dotes religiosos.
Clara Barton
ClarissaHarloweBarton (*25 de diciembre de 1821 - f. 12 de abril de 1912) más conocida como Clara
Barton, fue una pionera, profesora, enfermera y humanitaria estadounidense.
Ha sido descrita como de un espíritu indomable y es especialmente recordada por
organizar la Cruz Roja
estadounidense.
Juventud, formación y enfermería familiar
Clara Barton nació en Oxford, Massachusetts. Sus padres
eran abolicionistas. El
padre de Clara fue un agricultor y criador de caballos, mientras que su madre
Sarah era ama de casa. Los dos ayudaron a fundar la primera iglesia
Universalista en Oxford.
De niña, Clara era tímida y retraída. Tenía dos hermanos Stephen y David y
dos hermanas Dorothy/Dolly y Sally, que tenían por lo menos diez años más que
ella. La joven Clara fue educada en casa y era extremamente lista. Se ha dicho
que sus hermanos se mantenían ocupados contestando sus múltiples preguntas y que
cada uno le enseñaba habilidades complementarias, sus hermanas mayores como
profesoras. Sus hermanos le enseñaron a andar de caballo y otras actividades que
en esa época se consideraban apropiadas para hombres.
Cuando Clara tenía once años, su hermano David se cayó de una viga en un
granero en construcción. Clara permaneció a su lado por dos años y aprendió a
administrarle todas sus medicinas, inclusive "las grandes repugnantes
sanguijuelas reptantes."
Como seguía desarrollando un interés en enfermería, Clara puede haber sacado
inspiración de cuentos familiares de su tía abuela, Martha Ballard, que trabajó
en el pueblo de Hallowell (más tarde Augusta) Maine, como comadrona por tres décadas.
Ballard ayudó a dar a luz a casi mil bebés entre 1777 y 1812 y en muchos casos administró
cuidados médicos como cualquier médico de su época.
Cuando el padre de Clara agonizaba, le dio un consejo que recordaría más
tarde: "Como patriota, me aconsejó servir a mi país con todo lo que tenía,
incluso con mi vida si fuera necesario; como hija de un Masón aceptado, me
aconsejó buscar y dar consuelo a los afligidos, y como cristiana me encargó honrar
a Dios y amar a la humanidad."
Guerra civil americana
En abril de 1861, después de la Primera batalla
de Bull Run, Barton creó una agencia para obtener y distribuir provisiones a
los soldados heridos. El general William Hammond le dio un pase para viajar en
las ambulancias del ejército
para dar consuelo a los soldados y curarlos. Presionó a la burocracia del
ejército estadounidense, primero sin éxito, para traer sus propias provisiones
médicas al campo de batalla. Finalmente, en julio de 1862, obtuvo permiso para
viajar tras la línea de batalla, llegando a los más sombríos campos de batalla y
sirviendo durante los asedíos de Petersburg,
Virginia, y Richmond,
Virginia. En 1864 el general de la Unión Benjamin Butler
la nombró "dama mandante" de los hospitales al frente del Ejército de James.
En 1865, el presidente Abraham Lincoln le
encargó la búsqueda de desaparecidos del ejército de la Unión. Mientras se
dedicó a esta labor, averiguó sobre el paradero de 30.000 hombres. Cuando acabó
guerra, fue mandada a Andersonville, Georgia para instalar y marcar
las tumbas de los soldados de la Unión que se enterraron allí. Esta experiencia
la motivó a empezar una campaña nacional para identificar a los soldados
desaparecidos durante la guerra civil estadounidense. Publicó listas de los
nombres en los diarios y se carteaba con las familias de los soldados.
Barton daba charlas sobre sus experiencias de la guerra. Conoció a Susan B. Anthony y
comenzó una larga asociación con el movimiento sufragista. También conoció a
Frederick Douglass
y se hizo activista para los derechos civiles de los
negros.
Primer contacto de Barton con el Comité Internacional de la Cruz Roja
Los años de trabajo duro durante la guerra civil estadounidense y sus
esfuerzos buscando soldados desaparecidos debilitaron a Barton. En 1869 sus
médicos le recomendaron tomarse un descanso y hacer un viaje relajante a Europa.
En 1870, mientras estaba en el
extranjero, se involucró en el Comité
Internacional de la Cruz Roja (CICR) y su trabajo humanitario durante la guerra
Franco-prusiana. El CICR, creado en 1864, se fundó para proveer servicios
humanos a todas las víctimas de guerra bajo una bandera de neutralidad.
Santa LUISA DE MARILLAC
Fundadora, con San Vicente de Paúl, de la Hijas de la Caridad.
Fiesta: 15 de marzo
Fundadora, con San Vicente de Paúl, de la Hijas de la Caridad.
Fiesta: 15 de marzo
"Sed empeñosas en el servicio de los pobres... amad a los pobres,
honradlos, hijas mías, y honraréis al mismo Cristo"
Nació en París en 1591, Hija de Louis de Marillac, señor de Ferrieres. Perdió
a su madre desde temprana edad, pero tuvo una buena educación, gracias, en
parte, a los monjes de Poissy, a cuyos cuidados fue confiada por un tiempo, y en
parte, a la instrucción personal
de su propio padre, que murió cuando ella tenía poco más de quince años.
Luisa había deseado hacerse hermana capuchina, pero el que entonces era su
confesor, capuchino él mismo, la disuadió de ello a causa de su endeble salud.
Finalmente se le encontró un esposo digno: Antonio Le Gras, hombre que parecía
destinado a una distinguida carrera y que ella aceptó. Tuvieron un hijo. En el
período en que Antonio estuvo gravemente enfermo, ella lo cuidó con esmero y
completa dedicación.. Desgraciadamente, Luisa sucumbió a la tentación de
considerar esta enfermedad como un castigo por no haber mostrado su
agradecimiento a Dios, que la colmaba de bendiciones, y estas angustias de
conciencia fueron motivos de largos períodos de dudas y aridez espiritual. Tuvo,
sin embargo, la buena fortuna de conocer a San Francisco de
Sales, quien pasó algunos meses en París, durante el año 1619. De él recibió
la dirección más sabia y comprensiva. Pero París no era el lugar del santo.
Un poco antes de la muerte de su esposo, Luisa hizo voto de no contraer
matrimonio de nuevo y dedicarse totalmente al servicio de Dios. Después, tuvo
una extraña visión espiritual en la que sintió disipadas sus dudas y comprendió
que había sido escogida para llevar a cabo una gran obra en el futuro, bajo la
guía de un director a quien ella no conocía aun. Antonio Le Gras murió en 1625.
Pero ya para entonces Luisa había conocido a "Monsieur Vicente",
quien mostró al principio cierta renuncia en ser su confesor, pero al fin
consintió. San Vicente en aquel tiempo estaba organizando sus "Conferencias de
Caridad", con el objeto de remediar la espantosa miseria que existía entre la
gente del campo, para ello necesitaba una buena organización y un gran numero de
cooperadores. La supervisión y la dirección de alguien que infundiera absoluto
respeto y que tuviera, a la vez, el tacto suficiente para ganarse los corazones
y mostrarles el buen camino con su ejemplo.
A medida que fue conociendo más profundamente a "Mademoiselle Le Gras", San
Vicente descubrió que tenía a la mano el preciso instrumento que necesitaba. Era
una mujer decidida y valiente, dotada de clara inteligencia y una maravillosa
constancia, a pesar de la debilidad de salud y, quizás lo más importante de
todo, tenía la virtud de olvidarse completamente de si misma por el bien de los
demás. Tan pronto como San Vicente le habló de sus propósitos, Luisa comprendió
que se trataba de una obra para la gloria de Dios. Quizás nunca existió una obra
religiosa tan grande o tan firme, llevada a cabo con menos sensacionalismo, que
la fundación de la sociedad, que fue conocida como "Hijas de la Caridad" y que
se ha ganado el respeto de los hombres de la más diversas creencias en todas
partes del mundo. Solamente después de cinco años de trato personal con Mlle. Le
Gras, Monsieur Vicente, que siempre tenía paciencia para esperar la oportunidad
enviada por Dios, mandó a esta dama devota, en mayo de 1629, a hacer lo que
podríamos llamar una visita a "La Caridad" de Montmirail. Esta fue la precursora
de muchas misiones similares y, a pesar de la mala salud de la señorita, tomada
muy en cuenta por San Vicente, ella no retrocedió ante las molestias y
sacrificios.
En 1633, fue necesario establecer una especie de centro de entrenamiento o
noviciado, en la calle que entonces se conocía como Fosses-Saint-Victor. Ahí
estaba la vieja casona que Le Gras había alquilado para sí misma después de la
muerte de su esposo, donde dio hospitalidad a las primeras candidatas que fueron
aceptadas para el servicio de los pobres y enfermos; cuatro sencillas personas
cuyos verdaderos nombres quedaron en el anonimato. Estas, con Luisa como
directora, formaron el grano de mostaza que ha crecido hasta convertirse en la
organización mundialmente conocida como Hermanas de la Caridad de San Vicente de
Paúl. Su expansión fue rápida. Pronto se hizo evidente que convendría tener
alguna regla de vida y alguna garantía de estabilidad. Desde hacía tiempo, Luisa
había querido ligarse a este servicio con voto, pero San Vicente, siempre
prudente y en espera de una clara manifestación de la voluntad de Dios, había
contenido su ardor. Pero en 1634, el deseo de la santa se cumplió. San Vicente
tenía completa confianza en su hija espiritual y fue ella misma la que redactó
una especie de regla de vida que deberían seguir los miembros de la asociación.
La sustancia de este documento forma la médula de la observancia religiosa de
las Hermanas de la Caridad Aunque éste fue un gran paso hacia adelante, el
reconocimiento de las Hermanas de la Caridad como un instituto de monjas, estaba
todavía lejos.
En la actualidad, la blanca cofia y el hábito azul al que sus hijas han
permanecido fieles durante cerca de 300 años, llaman inmediatamente la atención
en cualquier muchedumbre. Este hábito es tan sólo la copia de los trajes que
antaño usaban las campesinas. San Vicente, enemigo de toda pretensión, se opuso
a que sus hijas reclamaran siquiera una distinción en sus vestidos para imponer
ese respeto que provoca el hábito religioso. No fue sino hasta 1642, cuando
permitió a cuatro miembros de su institución hacer votos anuales de pobreza,
castidad y obediencia y, solamente 13 años después, obtuvo en Roma la formal
aprobación del instituto y colocó a las hermanas definitivamente bajo la
dirección de la propia congregación de San Vicente. Mientras tanto, las buenas
obras de las hijas de la caridad se habían multiplicado aceleradamente. En el
desarrollo de todas estas obras, Mlle. Le Gras soportaba la parte más pesada de
la carga. Había dado un maravilloso ejemplo en Angers, al hacerse cargo de un
hospital terriblemente descuidado. El esfuerzo había sido tan grande, que a
pesar de la ayuda enorme que le prestaron sus colaboradores, sufrió una severa
postración que fue diagnosticada erróneamente, como un caso de fiebre
infecciosa. En París había cuidado con esmero a los afectados durante una
epidemia y, a pesar de su delicada constitución, había soportado la prueba. Los
frecuentes viajes, impuestos por sus obligaciones, habrían puesto a prueba la
resistencia de un ser más robusto; pero ella estaba siempre a la mano cuando se
la requería, llena de entusiasmo y creando a su alrededor una atmósfera de gozo
y de paz. Como sabemos por sus cartas a San Vicente y a otros, solamente dos
cosas le preocupaban: una era el respeto y veneración con que se le acogía en
sus visitas; la otra era la ansiedad por el bienestar espiritual de su hijo
Miguel.
En el año de 1660, San Vicente contaba ochenta años y estaba ya muy débil